viernes, 22 de mayo de 2020

DIARIO DE UN ABOGADO EN AISLAMIENTO: DIA 69

DIA 64 DEL DIARIO: 69 DEL CONFINAMIENTO Y 12 DE LA FASE 1

Ayer no mencioné ningún programa de Canal Historia por la sencilla razón de que el miércoles no pusieron nada que me pareciera interesante, sin embargo ayer pusieron el capítulo siguiente de la historia de los empresarios de la alimentación, empezando con el creador de la Coca-Cola, los Kellog´s, etc. Ayer continuó con los inicios de los chocolates Hershey, que ayudó a Frank y Forrest Mars sin darse cuenta de que estaban ayudando a un futuro competidor. ¿Quién no ha comido los M&M´s o los Mars o los Twixs? Por no mencionar que a muchos nos suena los Whiskas o Royal Canin. Pues todos ellos son de Mars Incorporated, fundada por Frank y Forrest Mars, padre e hijo. Curiosamente la historia de esta empresa empezó de casualidad, por así decirlo.  Forrest trabajaba en Chicago pegando carteles de una empresa tabaquera y la Policía le detuvo por ese motivo. Llamó a su padre, con el que nunca tuvo trato porque su madre se separó de él y se llevó a Forrest a Canadá. El padre, Frank, tenía un pequeño negocio local de chocolate, que no competía ni pretendía con Hershey. Pues tomando un batido con su hijo, pensó éste que podían crear una barrita de chocolate, para comercializar. Y, después de hacer pruebas, inventaron el primer antecesor de la barrita de Mars. Pero necesitaban suministro de chocolate con leche y lo compraron a crédito a Hershey, despreciando éste que pudiera hacerles la competencia. Pues craso error. Por cierto Hershey fue el que introdujo el chocolate con leche en EEUU.



William Kellog tuvo que hacer frente a dos momentos difíciles vencer a su principal competidor C.W. Post, que le robó la receta, y que le hizo la zancadilla al pretender que Kellog nunca tuviera repuesto a los rodillos que usaba para fabricar los Corn Flakes. De hecho, después de incendio que destruyó su fábrica se las tuvo que ingeniar para poder reponerlos. Y lo consiguió gracias a un resquicio legal que había en los contratos firmados por Post con los proveedores de las máquinas. Pero antes tuvo otro frente con su hermano, que lo despreciaba y quiso fastidiarle al vender los cereales con la misma marca, pero de peor calidad. William se vio obligado a demandarle Y, al final, ganó. Hoy todos conocemos bien la marca Kellog´s.

Y de Post, se acabó suicidando por una enfermedad que consideraba incurable. Le sucedió su hija Marjorie, y lo hizo en una época en la que no era habitual ver a mujeres al mando de empresas. Pues ella, tuvo buen instinto, y compró la empresa creada por Birdseye, el que inventó los alimentos congelados. Y, aunque pensemos que era negocio seguro, no era tal, ya que, en aquella época ni había congeladores, frigoríficos en las casas, y la empresa daba pérdidas. Y ella se la compró por 22 millones de dólares. Un disparate de tal calibre que la llegaron a investigar oficialmente. Por cierto, la compañía fundada por Post es la dueña de la marca Oreo. Creo que os suena.


Que alguien de la nada saque una empresa que al final dé millones de beneficios, es muy americano. Es esa mentalidad que tienen los estadounidenses de emprender. Algo que aquí en España nos falla mucho, amén de nuestra tendencia a la picaresca. Nosotros aquí somos además expertos en envidiar al que prospera. Si alguien ha surgido de la nada, ha creado una empresa millonaria, y genera empleo, como Amancio Ortega, no tardamos un minuto en machacarlo. Pero además los primeros que lo machacan son aquellos que no tienen más aspiraciones que tener un sueldo normal y un ordenador o un móvil para despotricar de quien se atreve a triunfar. Si hasta yo he sido víctima de esas envidias de la gente y eso que soy un simple abogado de pueblo, que bien es cierto que he aterrizado en Oviedo y he fundado con otros ATD Abogados. Otro que se lleva la palma de las iras de los envidiosos es Rafa Nadal. Un deportista ejemplar, que es respetuoso dentro y fuera de las pistas, que paga sus impuestos en España, es puesto a parir por el hecho de que ha ganado millones de euros en las pistas de tenis. Yo me pregunto, en lugar de destilar odio hacia él, ¿por qué no coge una raqueta a ver si pasa la primera ronda del torneo del Espinar?

Otro tema a parte es la coherencia de la gente. Con respeto y cariño a mis conocidos que son comunistas, pero lo siento, no se puede bramar contra el capitalismo y por otro lado disfrutar de sus beneficios. Y no lo digo por el hecho de que pueda comprar un teléfono móvil inteligente (lo coherente sería, en todo caso, comprarlo a una empresa estatal, a una cooperativa o sociedad laboral) sino porque todas las innovaciones tecnológicas, además de por la guerra o la industria de la guerra, es porque hubo un país que dio rienda suelta a los emprendedores. Si la gente cree que puede hacerse rico pues se anima a emprender. ¿Alguien cree que si dependiera del Estado a día de hoy tendríamos comida congelada, beberíamos Coca Cola o unas Oreo? Alguno dirá que sí pero me temo que no. Para mayor abundamiento, la Edad Media. Aquella época que todo dependía del señor feudal de turno. La gente nacía, vivía y moría en los dominios de un señor feudal que le obligaba a trabajar para pagar los impuestos necesarios para garantizar su protección. Y todos los avances que hubo en la época de Roma quedaron olvidados. Lo único que se construían era Castillos e Catedrales, ¿para qué vas a construir carreteras, ni acueductos ni nada parecido? Cuando se van generando necesidades es cuando se avanza, mientras tanto todo queda en stand by. Se paso de época cuando la gente fue a las ciudades y les dejaron emprender. Y muchos de las necesidades se generan, ¿y quién las genera el emprendedor que quiere vender un servicio o un producto? ¿Alguien cree que si no fuera por un individuo que quería hacerse rico vendiendo algo que no existía ni que nadie demandaba como la comida congelada lo iba a hacer el Estado? ¿Alguien cree que si no fuera porque alguien quiso hacerse rico con el chocolate con leche hoy estaríamos comiendo una tableta de chocolate? Otro ejemplo, hoy necesitamos Internet en el teléfono inteligente, pero ¿alguien se acuerda de que hace 20 años vivíamos sin necesitar estar todo el día pegado al teléfono móvil? No teníamos esa necesidad. Nos la fueron metiendo. Primero regalando los primeros móviles. Luego queríamos tener uno. Cuando ya teníamos uno nos ofrecían uno con mejores prestaciones. Y así hasta ahora. Y todo es porque las empresas fomentan el consumo. Si no compras sus productos, cierran. Y es algo que el Estado no iba a suplir. Si dependiera del Estado viviríamos aún en la Edad Media, trabajando para que el Conde de turno nos proteja de cualquier ataque. Y el que no lo quiera ver, se engaña.

Por cierto, como me conozco a algunos, que lo que he dicho no significa que apoye el liberalismo tal y como se conocía en el S. XIX. Como todo, hay puntos intermedios. Entre apoyar la libertad absoluta de las empresas y que el mercado sea controlado solo por el Estado, hay términos medios. Los extremos precisamente no son buenos.

Una vez soltado el rollazo del día, os comento, con relación a las mascarillas, que, al menos, en Infiesto, como si no hubiera obligación alguna. Sigo viendo al mismo número de personas sin ellas, e incluso en zonas donde sí deberían ir. Pero he de decir que es culpa del Gobierno por no redactar bien las normas. Con tantas excepciones al final, lo excepcional es llevarla. Por cierto, hoy cuando uno se ha quejado de que se le empañan las gafas, le comenté lo de las lentillas. Le dije que por eso al final me he pasado a las lentillas. Y me pregunta si se me empañan. En efecto, habéis pensado lo mismo. Quiero pensar que lo preguntó porque a todos, alguna vez en nuestras vidas, soltamos alguna parida por no pensar bien las cosas. Luego caes que has dicho una estupidez.

Con esto ya os dejo, que hoy me he pasado. Ser buenos.


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