DIARIO DE UN ABOGADO EN AISLAMIENTO: DIA 15

DIA 13 DEL DIARIO: 15 DEL CONFINAMIENTO.

Ya llevamos quince días de confinamiento y, al menos, quedan otros trece días. Esperemos que no se prolongue más allá de Semana Santa. Tengo ganas de volver a mi vida cotidiana, a coger el coche los lunes, martes y miércoles para ir a la estación de tren de Lugones, coger un cercanías para ir a la de Oviedo, para, a continuación, ir en el de San Fernando a mi despacho sito en la Plaza del Carbayón; a tener juicios, a volver a tener que atender plazos, recibir notificaciones, salir a hacer mis rutas con Uli los fines de semana. Lo más cachondo es que, y pido disculpas por adelantado, en este confinamiento es cuando en Asturias está haciendo los mejores días, y ya intuyo que cuando podamos volver a salir a la calle con normalidad es cuando caerá todo el agua que no está cayendo ahora. Vamos, justo al revés que en Murcia, que ahora está lloviendo lo que no suele llover.

Parece que no me he levantado con el relativo optimismo, o con el buen humor, que solía acostumbrar estos días. Supongo que me habrá afectado el cambio de hora, amén de la guardia y del propio confinamiento. Lo que si es cierto es que no he dormido bien y no es que haga mucho caso a  la medición del sueño del Miband4, que, de por sí, no es muy fiable, ya ni cuento lo que puede desafinar con el cambio de hora. Según la aplicación de la pulsera, dice que empecé a dormir a las 5:32 y que me desperté a las 10:16, que serían las 9:16 con el anterior horario, lo que no concuerda con mi actividad tanto en las distintas APP de mensajería como de las redes sociales. En fin, sea lo que sea, hoy estoy cansado y además no he dormido la siesta.

A las 8:18 horas Fredín me dio los buenos días al estilo Chiquito y, a las 9:21, una hora antes de lo que dice la pulsera, le devolví el gesto. Por cierto, sobre la hora de comer, me mandó la foto de unas barras de pan en el horno. Supongo que es para acreditar que él lo ha hecho, pero, salvo que mande un vídeo haciendo la masa, poniéndola en el horno y luego sacándolo, con una prueba documental como la que exhibo, sólo acredita un hecho: pan en un horno encendido.

Por cierto, a cierto sujeto al final, siguiendo el consejo de mis socios, lo he bloqueado tanto en Facebook como Twitter. No merece la pena gastar un minuto en un amargado que su único hobby es el tocar las narices al personal. Hace tiempo que me libré de una persona tóxica y no tengo intención de aguantar a otra. Ahora mismo soy feliz y no necesito aguantar a ciertos individuos. Reconozco que este diario no me va a hacer ganar el premio Planeta, ni lo pretendo. Bien sabe mi gente que la finalidad es hacer más llevadero este confinamiento contando básicamente chorradas. Mismo motivo por el que publico chistes en Twitter bajo el hastag #confinamientoconhumor. No son muy buenos pero tienen su gracia. Mi fuente principal es la página "99 chistes cortos que te harán llorar de risa al instante", que también el que los ha compilado, por el título que ha usado, es muy optimista. Por  cierto, se agradece que haya una tuitera que se ría con unos chistes tan malos. Sé que a mi mejor amigo Alberto no le hacen mucha gracia, pero es lo que hay. Aunque sé que, en el fondo, se ríe con ellos.

Por último, y para no prolongar la agonía de mis lectores, y dado que no estoy hoy muy inspirado, voy a soltar carnaza para que ciertas personas se recreen a su gusto. Hoy hice ensaladilla rusa. Y, en efecto, no le he echado fabes como temía Fredo. Esas originalidades se las dejo a los mismos genios de la nueva cocina que crearon la famosa tortilla de patata deconstruida. Algo parecido a lo que podría ofrecer IKEA si en lugar de muebles vendieran comida. No hablo de platos porque platos, en sentido literal, si venden. En fin, aquí os dejo el resultado final de mi ensaladilla rusa:

Mañana más y mejor.

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