martes, 28 de mayo de 2013

LA REFORMA EDUCATIVA: DESMONTANDO FALACIAS

Una de las cosas que más me enervan es cuando se manipula la realidad de una manera tan burda, que es un insulto a la inteligencia de las personas a las que va dirigida esa información manipulada. Y una de esas ocasiones es la campaña orquestada por la izquierda oficial contra la LOMCE. No digo que este proyecto de ley sea bueno o malo, pero los motivos que aducen sus opositores son un atentado contra la dignidad, en tanto en cuanto es un ataque al sentido común y a la inteligencia, como ya dije. Me conformo, no ya que actuasen con responsabilidad, sino con que se esforzasen un poco en elaborar sus falacias, porque no quiero creer que sus neuronas no puedan hacer un esfuerzo mayor del que hacen. ¿O me equivoco?

Una de esas burdas falacias que han soltado proviene del Sr. Cayo Lara, el insigne Coordinador de Izquierda Unida, que parece embebido por el resultado que arrojan las últimas encuestas, en lo referente a la asignatura de Religión. Ni corto ni perezoso se nos descolgó afirmando que se equiparaba enseñar a rezar el rosario con las matemáticas. Para empezar, y hablo por mi experiencia, que en los ocho cursos de la EGB, que estudié en dos centros públicos, uno de Cartagena y el otro de Oviedo, no aprendí a rezar en clases de Religión sino más bien en catequesis. En clases de Religión se enseñaba en mi época cosas como la vida de Jesús, nociones básicas del Antiguo Testamento, etc. cosas que si lo miras bien se pueden encuadrar como cultura general, que creo que no viene mal a nadie, incluso, me acuerdo que en primero de BUP, en un colegio de Jesuistas, como lo era el Colegio San Ignacio de Oviedo, nos enseñaban nociones muy básicas de otras confesiones religiosas. Pero lo que también es falso es esa equiparación con una asignatura troncal, porque, para empezar, no se permitirá promocionar, según se puede leer en el proyecto, a ningún alumno que tenga suspensas las asignaturas de Lengua y Matemáticas, art. 28.2 de su articulado, algo que tiene su lógica, por cierto; por otra parte, para la evaluación final de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, el alumno, art. 29, tendrá que examinarse de todas las materias troncales y, de las materias específicas, una por cada curso, excluyendo Educación Física, Religión y Valores Éticos. Que a Cayo Lara, y a otros, no les guste que los padres de alumnos elijan la formación religiosa conforme a sus propias convicciones, amparado en el art. 27.3 de la Constitución, lo respeto, en tanto en cuanto supone una postura coherente a los postulados que dice defender, pero otra cosa muy distinta es mentir de una manera tan descarada como lo ha hecho.

Por cierto, no entiendo yo muy bien por qué se rasgan las vestiduras porque la asignatura de Religión sea evaluable. Para empezar, según las leyes aprobadas por los socialistas deberían de serlo ahora, por aplicación, por ejemplo, de la disposición adicional segunda de la LOE, que remite tanto al Acuerdo con la Santa Sede en materia educativa, en la que el Estado español se comprometía a impartir la asignatura de Religión Católica en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales, y a las Leyes que recogen los acuerdos con las confesiones evangélicas, musulmana y judía. Lo que me parece absurdo es que, siendo una asignatura, aunque sea optativa, su calificación sea meramente testimonial. Ya me hubiese gustado que en la carrera, por ejemplo que las asignaturas de libre configuración no constasen para el expediente académico, así me hubiese ahorrado dinero en matricularme de dichas asignaturas.

Otra de las manipulaciones interesadas fue mezclar la LOMCE con la política de recortes, cuando son dos cosas completamente distintas, aunque tienen sus puntos en común, como es el ejercicio efectivo del derecho a la educación. Y esta confusión intencionada no tiene otra finalidad que generar un mayor malestar para beneficio propio de algunos interesados. Sugiriendo que con la LOMCE va a implicar mayores recortes se está intentando predisponer a los ciudadanos contra el texto educativo.

De todas maneras, eludir entrar en un debate serio y profundo sobre el estado educativo actual con absurdas críticas a las condiciones en las que se imparte, o debe impartir, una determinada asignatura, y meter en medio la política de recortes, es un flaco favor que se hace a las generaciones futuras. Es verdad que algunos intentan cubrir el hueco que deja su incapacidad política, personal y profesional en vacuas campañas anticlericales, aunque sólo con respecto a la Iglesia Católica, porque creen que atizar a la Jerarquía, ya sea verdad o mentira, y si le añades una aparente defensa de la Educación Pública y una crítica acerada hacia los recortes, les introduce de lleno en un mercado que les favorece. Y, tal como está el patio actualmente, no creo que se equivoquen de estrategia, aunque huelga decirlo es una inmoralidad, en tanto en cuanto supone incurrir en un comportamiento fraudulento, que, en mi opinión, debería tipificarse como delito de estafa electoral.

Dicho lo precedente, y haciendo un llamamiento a la responsabilidad, lo que no podemos permitirnos el lujo es que nuestro sistema educativo siga cayendo por el barranco de los informes PISA, pero ya no es porque lo diga ningún informe, es porque se ve claramente que es un fracaso absoluto. Cada vez, por mucho que se repita hasta la saciedad que tenemos una juventud cada vez mejor preparada, veo un mayor número de analfabetos funcionales, que no saben leer comprendiendo lo que tienen ante sus ojos, ni escribir sin faltas de ortografía, no digamos ya sumar o restar sin tener que utilizar la puñetera calculadora del móvil. Ni qué decir de los cada vez más exiguos conocimientos en Historia y Geografía y otras asignatura que aportan lo que llamaría cultura general, que son necesarios para un correcto desenvolvimiento en una sociedad democrática. Pero lo más alarmante, es cuando veo a gente que me ponen a mí como un referente de persona cultivada, cuando hay otras personas que son enciclopedias andantes, dignas de admiración, a parte de ser un claro signo de que el nivel educativo es malo tirando a peor, a mí se me cae el alma a los pies. No digamos ya cuando vemos a los políticos del futuro dejando perlas como esta:


Como es un tema, no sólo interesante, sino necesario, porque nuestro futuro va en ello, continuaré desgranando los fallos del sistema educativo y proponiendo soluciones, animando a los internautas a participar en un debate serio y alejado de cualquier tipo de partidismo y de posturas preconcebidas e inmutables. Participemos en un debate desde posturas socráticas. Como diría Kant, "sapere aude" (atrévete a saber).

Twitter: @josecarrerob
 

sábado, 18 de mayo de 2013

LA HONESTIDAD Y LOS PRINCIPIOS EN LA POLITICA, UN OBJETIVO NECESARIO

Hace unos meses compré, a buen precio, la colección completa de El Ala Oeste de la Casa Blanca, en versión original West Wing, en la que se cuentan las andanzas, aventuras y desventuras, de los miembros que trabajan en el Ala Oeste, desde el propio Josiah Bartlet, como Presidente de los EEUU, encarnado por Martin Sheen, hasta Donna Moss, la Asistente del Josh Lyman, Ayudante del Jefe de Gabinete, Leo McGarry. Una serie entretenida, con buenos golpes y con momentos que te hacen reflexionar sobre la realidad de la clase política, sobre la que ya comenté pasajes de algunos capítulos.

Pues bien, hoy finalicé la sexta temporada, con el visionado del capítulo 2162 votos, en el que Matthew Santos, es nominado como candidato del Partido Demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos. Creo que la sexta temporada, aunque algunos afirman que la serie perdió calidad a partir de la quinta, cuando Aaron Sorkin dejó la serie, pero sinceramente, he de valorar positivamente las dos últimas por el perfil que le han dado a los candidatos a la Presidencia de los EEUU de los dos partidos, el Republicano y el Demócrata, bien es cierto que es poco creíble, aunque, creo que John Wells creó los personajes interpretados por Alan Alda y Jimmy Smits, Vinick y Santos, para intentar cambiar la manera de hacer política en los EEUU basada en la honestidad de sus políticos.

El primero en entrar en acción fue Matt Santos, un congresista demócrata, que fue Alcalde de Huston, y que decidió dejar la política porque no era capaz de aportar nada más al país, viendo que su plan sanitario era, una y otra vez, saboteado en la Cámara de Representantes, y al que, un Josh Lyman -deseoso por pensar en quién sucedería al Presidente Bartlet, al que su enfermedad, la esclerosis múltiple, agravada por el ritmo estresante del cargo que desempeña, le llegó a sufrir temporalmente parálisis en brazos y piernas cuando realizaba un viaje de Estado a China- vio en el político texano un digno sucesor y al que decide apoyar, dejando su cargo en la Casa Blanca. Santos demuestra ser un candidato de carácter y de principios, que quiere centrarse en hablar de temas que cree importantes para la sociedad, incluso suponiendo, con su plan educativo, ir contra el poderoso sindicato de profesores, aliado tradicional de su partido, y con el que todos los cargos demócratas, se han visto obligado a apoyar; negándose a jugar sucio en las primarias demócratas, pese a que él estaba sufriéndolas de sus rivales, por mucho que su jefe de campaña, Lyman, perro viejo en el mundo de la política le intentaba convencer, aunque con buena intención, de que era necesario hacerlo si quería llegar al cargo; ni tampoco, como se puede ver en el último capítulo de la sexta temporada, a aceptar la táctica de ofrecer lo que querían escuchar los delegados de la Convención Demócrata, para así lograr su apoyo. Tampoco aceptó las presiones de la Casa Blanca para que, con el fin de paralizar el espectáculo que se estaba dando en la Convención, en la que no eran capaces de lograr que uno tuviese los 2162 votos necesarios para la nominación, a fin de que el partido no se viera dañado públicamente, frente a un Partido Republicano que ya tenía hace tiempo a su candidato, para que se retirara de la carrera. Aún así, aprovechando una intervención, por él pedida, ante todos los delegados, dijo que, aunque le habían presionado para insistía en que el partido les pertenecía a ellos. En fin, otra muestra de su carácter y de honestidad, en la que prefería perder que retirarse, ser candidato a Vicepresidente del actual Vicepresidente, Bob Russell, al que no ven capaz de ganar a Vinick, y con la promesa de ser nominado para las siguientes elecciones.

Con un perfil similar, es el del personaje interpretado por Alan Alda, el candidato a la Presidencia de los EEUU por el partido del elefante, Arnold Vinick, que tuvo el valor de defender, en las primarias republicanas, sus principios en Ohio en lugar de defender las subvenciones al etanol, contra la opinión de sus asesores que le insistían, y que tenían preparado un discurso en defensa de este combustible. Posteriormente, cuando fue nominado como candidato republicano, frente a que le aconsejaron hacer un guiño, con el fin de atraerse al electorado más conservador, a uno de sus compañeros de partido, rival en las primarias, y pastor de una iglesia, de ir allí a rezar, dijo ante los medios públicos que por respeto a él no iba a ir a su iglesia para hacer política y pedía a los votantes que no pidan hacer cosas a los políticos cosas en las que no creen, ya que lo conseguirán es que les acaben engañando.

Pues este tipo de comportamientos sería exigible, no sólo a los políticos de los EEUU, sino a los de nuestro país, y para ello debemos exigir a nuestros políticos que nos digan siempre la verdad, no lo que queremos oir. Yo no quiero políticos que vayan haciendo ruta y prometiendo lo que cada uno quiere oir. Yo quiero políticos que tengan principios y que sean capaces de defenderlos, con argumentos, ante cualquier concurrencia. Ya está bien de prometer mantener el mismo estado de las cosas aunque eso sea perjudicial para el país; ya está bien de discursos basados en lo políticamente correcto. En mi opinión, regalar a los oídos a los votantes con promesas para lograr su voto a cualquier costa es faltarles al respeto y una indignidad personal. Aunque el votante que aplauda ese comportamiento no queda tampoco en buen lugar. Me pregunto, por ejemplo, ¿votarían a alguien que dijera, por ejemplo, que lo mejor para Asturias es cerrar la minería y destinar los recursos que quedarían liberados a crear una industria del Siglo XXI? En algún lugar leí que si alguien te engaña una vez, la culpa es de esa persona, si te vuelve a engañar otra vez, la culpa es tuya. Ahí lo dejo.

Por eso, porque creo firmemente en lo que he dicho, y ante continuas peticiones que estoy recibiendo de gente de donde vivo para presentarme en las próximas elecciones, y como, no sé si me ha influido vivir en un ambiente castrense o han sido mis creencias cristianas, por el sentido de servicio que tengo, aceptaré meterme en política pero no a cualquier costa, ni en partidos, ni formaciones políticas cuyas ideas sean completamente distintas a las mías. Tampoco aceptaré ir en ninguna lista con un programa electoral cuyo único objetivo sea conseguir votos orquestando un engaño masivo, ni recurrir al voto del miedo, al voto útil ni a otras artimañas. A este respecto, yo prefiero llevar sólo un punto, pero que ese único punto se vaya a cumplir, que cien puntos y no cumplir ninguno. El objetivo no será ocupar el poder con engaños por muy buenas intenciones que se tengan. Dicho esto, el que quiera contar conmigo ya sabe a lo que atenerse. Si no, me quedo en casa.


Twitter: @josecarrerob