miércoles, 18 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ABOGADO EN AISLAMIENTO: DIA 4

DIA 2 DEL DIARIO: 4º DEL CONFINAMIENTO.

Incluyo lo del 4º día de confinamiento porque he podido comprobar ayer, en Facebook, que alguno de mis amigos no lo ha entendido, y dijo "tres días tocándote la vaina y sólo escribiste el día 1". Eso o sencillamente lo dijo para tocarme la vaina. ¿A que sí Fredo?

Como soy así de raro, esta entrada la empiezo a partir de cuando acabé de escribir la anterior. No me pregunten los motivos, por no lo sé ni yo. Simplemente porque me ha dado por ahí. Cosas del confinamiento, de las restricciones, de no ver un mañana. Por cierto, ¿creo que os conté que tengo un perro, de nombre Uli? Pues, si no me dejó tranquilo a la hora de hacer ejercicio, tampoco está siendo muy pacífico este momento, sobre todo cuando le da por darte con la nariz o directamente se te sube encima. ¿Cómo no voy a querer a semejante coñazo? Si el jodío ha conquistado el corazón de mi padre. De hecho, ya me dijo que toda chica interesada en mí le tiene que gustar a Uli y viceversa.


Pero volviendo al diario. Después de una mañana intensa de trabajo, que no sé como narices acabé tan tarde, porque comí a prácticamente las 16:00. Bueno sí, liado con gestiones de la firma a la que pertenezco, ATD Abogados, y en la que coordino las Redes Sociales y la transición a una gestión profesionalizada. Unos días locos, por cierto, por el tema que me ha llevado a empezar este diario, que no es otro que el tema del Coronavirus y el Estado de Alarma (también está el Corinnavirus pero ese tema no lo tratamos), y las decisiones que afectan a los ciudadanos, de la cual estamos intentando informar con el mayor rigor posible.

Después de comer un buen plato de arroz tres delicias, aunque más bien eran cinco delicias, porque le metí tortilla francesa, salchichas, guisantes, maíz y pimiento. Por cierto, estoy esperando a que ciertas personas hagan sus críticas culinarias. ¿A que si Eva y Fredo? Y, de postre, fresas.

Una vez finalicé, me fui a la cama a ver si podía dormir un poco la siesta, pero mi gozo en un pozo. Estuve viendo a Pedro Sánchez hablando sobre las medidas que han tomado hoy. Supongo que será eso lo que me impidió conciliar el sueño. Y luego otra vez al ruedo, entre trabajar y contestar las redes sociales, que están al rojo vivo, y no precisamente estoy hablando del programa de Ferreras, sacar otra vez a Uli, ver Netflix y a la cama.

Día 4º del confinamiento empezó despertando a las 7:30. Siempre se agradece que te manden unos buenos días. Ayuda a empezar el día. Y, como no, desde que amanece apetece, en los grupos de mi firma legal, liados con las novedades legislativas. Así trabajando muy de mañana a informar a la gente. El pobre Uli tuvo que esperar para salir. ¡Pobre!

Luego pensé vamos a hacer ejercicio antes de salir a que el probe Uli salga a hacer sus necesidades, y así espero a que venga el butanero. Por cierto, pedí que me trajeran una bombona porque con estos cambios climatológicos que tenemos siempre es bueno tener alguna de reserva por si las moscas, y más teniendo en cuenta que la que estás usando puede acabarse en cualquier momento. Esta vez, para evitar que mi perro me esté dando por saco mientras me hago unas cuantas planchas y abdominales, lo recluí en una habitación. Por cierto, consejo: si os ponéis a trotar por el pasillo no se os ocurra entrar en una habitación y más si se tiene mi altura. No digo el motivo porque sois suficientemente inteligentes para adivinarlo.

Por cierto, he descubierto que el encierro afecta a la noción del tiempo. Hoy me ha costado saber qué día de la semana estaba. No sabía si era martes o jueves. Cosa extraña en mí.

Y ya, por último, se vuelve a confirmar la vigencia de la Ley de Murphy o una de sus variantes. Si te tienen que traer algo, sea la hora que sea, si, por el motivo que fuera, sales de casa, aunque sea unos minutos, es justo cuando vienen.

¡Hasta el próximo día!


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