sábado, 21 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ABOGADO EN AISLAMIENTO: DIA 7

DIA 5 DEL DIARIO: 7º DEL CONFINAMIENTO

Hoy me desperté a las 7:30 de manera natural un sábado. No me ha costado, aún, saber que hoy es sábado, aunque el cuerpo empieza a acostumbrarse a esta situación. El aislamiento hace que todos los días sean igual, no distingue de días laborales, hábiles o inhábiles y el cuerpo hace que me despierte tan temprano. ¿Quién lo diría hace no muchos años que un sábado despertaría de manera natural a las 7:30? Eso sí, espero que nunca llegue a tener la rutina de mi padre de levantarse a las 4 de la mañana. Que, por cierto, a sus casi 81 años está como una rosa y eso que fuma tabaco negro y no es precisamente un deportista, ni sigue una dieta saludable.

Pues bien, unos minutos después de despertar, recibí, como es costumbre, los primeros buenos días. La mejor forma de empezar el día. Siempre se agradece empezar el día sabiendo que le importas a alguien. Es la mejor gasolina para empezar la jornada. Jornada que la he convertido en laboral ya que no hay mucho que hacer, salvo las tareas domésticas que suelo hacer los fines de semana, que es cuando más tiempo tengo. Además he decidido cambiar la rutina que tenía esta semana, como el ejercicio físico, que lo pospondré para más tarde, con la finalidad de romper la monotonía. Creo que nuestro cerebro necesita, por salud, el cambiar las rutinas para que no todos los días sean exactamente lo mismo y, por así decirlo, que el cerebro oxigene con nuevos retos o situaciones diferentes. Me supongo que esto tendrá un nombre científico. Si hay alguien que me ilustre al respecto se lo agradeceré mucho. Si no, no pasa nada, seguiré viviendo en la ignorancia.

Después de desayunar y ponerme a trabajar algo, hice limpieza en casa. Luego, a mediodía, saqué a Uli a que hiciera sus necesidades y pasé por el supermercado. Y, repito, la gente no deja de sorprenderme. Debería estar inmunizado a la estupidez humana pero, cuando estás recluido en casa, cuesta más aceptarlo. Otra vez más la gente arrasa. No entiendo esa ansiedad de comprar impidiendo a otros clientes poder hacer la compra de lo que necesita. Lo mismo de su falta de capacidad de entender que tenemos que ser responsables e impedir la expansión del coronavirus. Así una amiga narró en su muro de Facebook que había uno que se extrañaba que no se podía ir al río a pescar. Y si a esto le añades que en una semana llevamos 30.000 denuncias por parte de los agentes de la autoridad porque hay personas que eso del Estado de Alarma les suena a chino o directamente se hacen los suecos, mientras que la mayoría somos unos primos.

Después de la parrafada de desahogo, al que les dejo un meme como dedicatoria, seguimos con el diario. Pues, una vez finalizada la compra, volví a casa, me preparé la comida, me puse a ver las noticias, mientras tanto, y, aquí estoy acabando esta entrada. Por cierto, aprovecho la ocasión para felicitar a mis socios de ATD Abogados por el trabajo que están realizando en estos días tan difíciles. Desde luego, tengo la fortuna de tener unos magníficos compañeros. Mañana más.



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1 comentario:

Tu amiga Eva dijo...

¿No sacaste a ese hasta mediodía? Normal que esté así de destrozado.

Bendiciones, sin más.