He tenido la oportunidad de leer su artículo publicado en este medio el pasado 4 de agosto sobre los motivos por los que el grupo municipal al que pertenece censura que la Sociedad Ovetense de Festejos subvencione con 40.000 al Arzobispado de Oviedo para la organización de las jornadas de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su crítica se resume en dos aspectos: el primero, subvencionar cuando se están anunciando cortes en servicios municipales; y el segundo, la laicidad del Estado.
Empezando por el segundo aspecto expuesto en su artículo, le he de decir, en primer lugar, que las opiniones de los teólogos, ya sean de la Teología de la Liberación o la de los sectores más próximos a la Curia de Roma, no sirven para sostener tesis sobre las relaciones Iglesia-Estado, sino más bien, dado el ámbito del que se trata, los expertos más adecuados son los juristas, ya sean los estudiosos de Derecho Constitucional o los de Derecho Eclesiástico del Estado. En concreto en España, la voz más autorizada, sería la del máximo intérprete de la Constitución española, el Tribunal Constitucional, cuya doctrina, aunque se pueda discrepar de ella, son las que se han de aplicar en nuestro Estado. Y no nos encontramos ante un Estado laico, sino aconfesional o laicidad positiva (por ejemplo, la Sentencia del Constitucional 38/2007), por el que debe haber separación Estado con las confesiones religiosas, que ninguna de ellas es de carácter oficial, pero, aún así, la Constitución establece, art. 16.3, que los poderes públicos establecerán los relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Es decir, que constitucionalmente la decisión de la SOF es correcta.
Con respecto a su primer punto, he decir que usted tiene toda la razón. En la situación en la que estamos debemos exigir a nuestros políticos mayor austeridad en la gestión de los recursos públicos. Pero esta postura no encaja muy bien con que dos de los tres concejales de su grupo estén liberados, los mismos que tiene el PSOE con el doble de ediles. Eso sin olvidar del asesor a media jornada. Tampoco he visto que, desde su formación política, se haya censurado, por ejemplo, dispendios tan absurdos como que la Televisión Pública del Principado pague una millonada para que se retransmita sin cortes publicitarios la Fórmula 1, cuando lo da en abierto la cadena privada, la Sexta, lo mismo sucede con el partido del sábado. Por eso, le digo Sr. Huerta, que para ser creíbles hay que predicar con el ejemplo, y su formación política no es, en absoluto creíble, y temo que usted se haya vendido a las directrices de su sigla, y lamento tener que decirlo porque le guardaba un profundo respeto cuando le escuchaba en el Avispero de la COPE porque le creía una persona independiente y juiciosa, aunque discrepase de sus planteamientos.
Publicado en cartas al director en la edición digital de La Nueva España, el 5 de agosto de 2011.
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