El 6 de diciembre de 1978 el pueblo español ratificó en referéndum la Constitución española, que hoy, por fortuna, sigue vigente. Una Constitución que ratificaba los deseos de los españoles en paz y en libertad, un deseo que debemos seguir manteniendo vivo 30 años después. No nos debemos dejar llevar por la marea de irresponsabilidad y de desprestigio de la política y de nuestras Instituciones al que nos están avocando la actual clase política. Debemos apostar por una renovación de toda esta clase política, para que se produzca la imprescindible oxigenación en nuestras Instituciones.
Dicha esta declaración de principios, porque eso es lo que parece, confesar a mis lectores la relación que tuve con nuestra Constitución, porque no siempre tuve de ella la misma opinión. Antes de empezar la carrera de Derecho y conocerla, por lo tanto, de manera más profunda y detallada a través de la asignatura de Derecho Constitucional I, en primero de carrera, no tenía una buena opinión sobre ella. Exactamente era totalmente contrario, y por eso me negué en redondo a hacer un trabajo sobre ella en 3º BUP. Como se dice con mucho acierto: la ignorancia es atrevida. Así que entré en la Facultad con los prejuicios, pero fue entrar en contacto con la materia, y con la ayuda, y he de decirlo, de un buen profesor, Don Ignacio Fernández Sarasola, me convertí en un convencido constitucionalista. De hecho, no sólo cursé las dos obligatorias sino todas las optativas: Derechos Fundamentales y Libertades Públicas, Jurisdicción Constitucional e Historia del Constitucionalismo. Obteniendo un total de tres sobresalientes y dos notables.
Nuestra Constitución tiene un importante defecto pero que a la vez es su mayor virtud. Su defecto es que no es la Constitución perfecta, ni su redacción final era la esperada inicialmente por los constituyentes, pero su imperfección es debida a que fue fruto de un amplio consenso, de una renuncia por parte de todos, por eso es, a la vez, su virtud. La fuerza del consenso a la hora de establecer unas reglas de juego es lo que le da su fuerza, lo que la diferencia, para bien, de sus antecesoras. Lamentablemente, por puro interés particular (seguir en el coche oficial, la moqueta, sueldo, dietas...), algunos se afanan por repudiarla esgrimiendo excusas baratas como que algunos se vieron obligados por las circunstancias a aceptarla. Pero no se dan cuenta, o no se quieren dar cuenta, de que actuando de manera irresponsable hacen un flaco favor a los ciudadanos.
Tampoco se puede mantener la tesis contraria, como si fueran las Sagradas Escrituras, porque, entre querer saltársela a la torera y considerarla intangible e inmutable, hay términos medios, como es la de realizar las reformas que sean necesarias, como se hizo con motivo del Tratado de Maastrich. Estos 30 años tienen que dar la suficiente experiencia como para saber qué partes de la Carta Magna necesita un retoque, como modificar el orden de sucesión a la Corona (véase el art. 168 CE), reformar las funciones del Senado (art. 167), delimitar claramente las competencias que tienen el Estado y las Comunidades Autónomas (art. 167), y, cosecha propia, establecer un sistema de segunda vuelta para elegir al Presidente del Gobierno, Presidentes Autonómicos ,Presidentes Provinciales y Alcaldes, manteniendo el resultado de la primera vuelta para la composición final de los Parlamentos y Consistorios (también art. 167). Para cualquier reforma es imprescindible el acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales, y personalmente necesario sobre todo en algunos aspectos.
Para no seguir aburriendo a la concurrencia, me despido solicitando a todos los españoles, los que me lean, por supuesto, que, por el interés general de nuestro país, España, sigamos apoyando nuestra Constitución.
10 comentarios:
No hacen falta todas esas asignaturas para saber que fue fruto del consenso, en aquellos momentos fue una necesidad, pero ese consenso también ha tenido un coste, sobre todo en lo que respeta a la delimitación de competencias, la generalidad de sus preceptos hablando claro hace que muchos se puedan estirar como un chicle hasta el punto de desvirtuarlos.
En lo que respecta al consenso, fue una virtud en su época, porque hoy en día el consenso es ya historia, prácticamente solo PSOE y PP todavía (y con matices territoriales), la apoyan abiertamente, el resto de fuerzas por unos motivos u otros no son precisamente “constitucionalistas”.
Técnicamente algunas cosas… bueno el artículo 168, no se protege a sí mismo, es decir podría ser modificado por la vía del 167, ya sé que los teóricos han hecho mucha literatura para argumentar que no, pero la letra literal es la que es, y todo sabemos que el TC sopla generalmente a favor del viento del Gobierno, lo de la preferencia del varón en la sucesión al a corona otra joyita. El artículo 26 no se sabe muy bien que pinta ahí, cuando debería estar (que no necesariamente) en el Titulo VI.
Sin embargo en un país azotado por el terrorismo, con una gran tensión política, la amenaza militar (recordemos el 23F), una gran generación de expectativas en partidos y en la población que corrían el riesgo de ser defraudadas, y posiciones antagónicas, se logro sacar adelante una constitución, que efectivamente nos ha dado la mayor etapa de libertad y progreso de toda nuestra historia (y que dure), por eso precisamente es tan valiosa.
Yo no pienso celebrar este día, no tengo por qué ya que una constitución que permite todo lo que está pasando en España no es algo suceptible de ser celebrado. Esta constitución permite que Cataluña, Vascongadas y hasta Andalucía se proclamen en sus estatuos como Naciones y en España lo diga o no la constitución solo cabe una nación que es ESPAÑA.
Por otro lado la constitución no ampara a todos los españoles, pues cerca de 112.000 españoles mueren al año asesinados por el aborto y no se mueve ni un dedo en su defensa.
Por tanto reniego de esta constitución infame, no me sirve un constitución que no defiende a su patria y a los ciudadanos que la forman, o se cambia o algo habrá que hacer, todo menos quedarse uno rascándose el ombligo como si no fuera con el. Hoy veremos a políticos y demás cretinos vividores del cuento y de la palabrería ensalzar esta defectuosa constitución pero me apuesto lo que sea a que ninguno se acordará de los asesinados por el aborto o de que España es España desde muchos siglos antes que esta constitución.
No es un día especial para mí en ese sentido. Me siento defraudado y sé que la opinión de los que deseamos que se modifique la constitución (entre otras muchas cosas) no contará para nada mientras haya que seguir manteniendo la partitocracia, la corona, los sindicatos y el epatante numero de funcionarios que tenemos en este país.
Para mí, esta constitución no es más que un espejismo, y España tuvo una oportunidad de empezar bien la democracia, y no lo hizo.
Saludos!!!
Pues si, todos estamos a favor y encantados de tenerla, aunque a veces nuestros progrepolíticos se la dejen a un lado y saquen su lado más dictador a relucir...
José Enrique, no voy a entrar a discutir contigo acerca de la Constitución, ni a tratar de mermar ni un ápice de tu entusiasmo (no creo que lo consiguiera). Lo único que quiero comentarte es que ser constitucionalista o no constitucionalista no es una cuestión de sapiencia o de ignorancia, como pareces dar a entender. A mí, por suerte o por desgracia, me ha tocado estudiar la Carta Magna en profundidad durante años y actualmente la podría recitar de memoria, artículo tras artículo. Evidentemente no estoy presumiendo de ello, pues me parecería absurdo presumir de una gilipollez así. Simplemente es así. Lo que te quiero dar a entender con mis mayores respetos es que puede haber -como en mi caso- personas con un conocimiiento exhaustivo del texto constitucional y sin embargo abiertamente anticonstitucionalistas.
Por supuesto, yo nunca me he negado a estudiar ni a trabajar con la "Norma Suprema" a pesar a aborrecerla desde el punto de vista político, ideológico y -¡por supuesto!- jurídico.
La Constitución no es ningún libro sagrado y algunos habláis de ella como si así lo fuera por el mero hecho de haber sido apoyada en un referendum por la mayoría de españoles en 1978. José Enrique, si por un casual esta Norma no hubiera recibido el apoyo necesario aquel mes de diciembre (algo imposible con la brasa que nos dieron), la hubieran sometido a votación al año siguiente o a los dos años, y así hasta que saliera el sí, no te quepa duda alguna.
Muchos entusiastas pro Constitución de hoy en día no fueron menos estusiastas con las Leyes Fundamentales durante el franquismo. Y las leyes, José Enrique, y más las de naturaleza programática como ésta, deberíamos juzgarlas cada uno desde nuestros sentimientos, ideas y valores.
Sinceramente me parece increíble que una persona joven, generosa y con ideales pueda tener esa pasión ciega por una norma tan anodina, tan vacía y tan ambigua (en derecho, tras toda amigüedad se agazapa una injusticia).
Joder Neri, me has impresionado...
Voy a pasar directamente a contestar a:
#hispanicus# Respetando tu postura, por supuesto, pero te voy a corregir una afirmación tuya, sobre que "Esta constitución permite que Cataluña, Vascongadas y hasta Andalucía se proclamen en sus estatuos como Naciones y en España lo diga o no la constitución solo cabe una nación que es ESPAÑA". ¿Qué te parece el artículo 2 de la Constitución que proclama la "unidad indisoluble de la Nación Española"? ¿de dónde te sacas que la Constitución permite lo que tú dices? ¿Quién te informa al respecto? Además la Constitución que dices que no difiende a la Nación española tiene un sistema bueno de autodefensa, que es que el art. 168 (salvo que se aplique la reforma de segundo grado) es el necesario para reformar el art. 2 de la Constitución, un procedimiento que convierte en casi inviable su reforma. Que me digas que el TC pueda resolver en uno o en otro sentido, eso es otra cosa. Pero bueno, personalmente creo que por mucho que se incluyan declaraciones sobre el carácter de algunas autonomías, a los efectos prácticos es como si dijesen que el sol es suyo.
#Al Neri# No te contesto porque no me doy por aludido, es que nada de lo que dices se corresponde a lo afirmado en el artículo, y te recomiendo que lo vuelvas a leer detenidamente, porque justamente yo critico que algunos consideren intangible la Constitución. Además, como bien se ha hecho eco El Berto, fuimos compañeros en Constitucional II, la Carta Magna no es perfecta. Así que considero que te has equivocado en tus apreciaciones, no sé si por exceso de celo a la hora de mostar tu beligerancia hacia nuestra norma fundamental.
Yo creo que la Constitución en sí estaría bien si los gobernantes no se sacaran de la manga leyes como el aborto, los nacionalismos independentistas y demás normas que no leo en ningun artículo constitucional.
También creo que debe estar más matizada y concreta. Que unos artículos no anulen otros.
Y si existe por ejemplo, un artículo donde se dice que las Fuerzas Armadas tienen el derecho y el deber de defender la unidad de la patria, ¿por qué se destituye al general que lo repite?
Lo que está claro es que una constitución que no se cumple o no se hace cumplir, deja mucho que desear.
Me da la impresión que ninguno estamos contra la Constitución aunque creamos que sí, sino contra los que no saben aplicarla aunque la tengan todo el día en la boca.
Saludos José Enrique
Pues, bien, si quieres no te dés por aludido.
"era totalmente contrario, y por eso me negué en redondo a hacer un trabajo sobre ella en 3º BUP. Como se dice con mucho acierto: la ignorancia es atrevida" (¿es de ignorantes ser contrario a la Constitución o lo eras tú porque eras contrario sin conocerla?)
"Me convertí en un convencido constitucionalista" (supongo que los sigues siendo, pues las reformas que planteas están en plena consonancia con el espíritu y la esencia de la Constitución y para mí no corregirían casi ninguno de sus grandes defectos)
Al Neri esa parte la entendiste mal porque no estaba diciendo que el que conozca la constitución se convertirá en constitucionalista, y los que no lo son es que no la conocen. Lo que comenté es mi propia experiencia personal, que no tiene por qué ser ampliable a otros.
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