Ayer, en una redada policial, bien publicitada, por cierto, se detuvieron a 121 personas por un presunto delito de pornografía infantil. Con respecto a esto, quisiera informar de las cuestiones que a continuación voy a exponer, empezando por el aspecto puramente legal, con advertencia incluida, y acabando con un análisis crítico sobre este tipo de redadas.
En primer lugar, la pornografía infantil está recogido como delito en el art.189 del vigente Código Penal, que castigo no sólo "El que utilizare a menores de edad o a incapaces con fines o en espectáculos exhibicionistas o pornográficos, tanto públicos como privados, o para elaborar cualquier clase de material pornográfico, cualquiera que sea su soporte, o financiare cualquiera de estas actividades",sino también "El que produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare la producción, venta, difusión o exhibición por cualquier medio de material pornográfico en cuya elaboración hayan sido utilizados menores de edad o incapaces, o lo poseyere para estos fines, aunque el material tuviere su origen en el extranjero o fuere desconocido", aparte de que también está penado, eso sí con mucha menos pena, la mera posesión de material pornográfico. Con respecto a esto, y que sirva de advertencia porque hay bastante desconocimiento, que no sólo se castiga si las imágenes son niños sino de cualquier menor de edad, los de 17 años están incluidos en el paquete, y a esto hay que añadirle los incapaces. Pues bien, el que tenga la ocurrencia de descargarse imágenes pornográficas en la que aparezcan chavales de, por ejemplo, 17 años, ya está cometiendo un delito. Y la pena se agravaría considerablemente si se reenviase por correo electrónico a otras personas o se colgase en Internet. Esto se consideraría difusión o exhibición de material pornográfico. Da igual que se haga en plan de broma, lo que la legislación penal castiga es el hecho, no la intención.
Una vez dicho esto, he de desmitificar toda la aureola que, con la colaboración imprescindible de los medios de comunicación, han colocado en torno a este tipo de redadas. Pues bien, cualquiera que haga caso de las informaciones periodísticas piensa que todas las personas detenidas son unos peligrosos y maniacos criminales que realizan con niños y bebés cosas, desde luego, indescriptibles, nauseabundas y de muy mal gusto. Lógicamente esta consideración la tienen las personas que utilizan a menores e incapaces para la elaboración de material pornográfico que, posteriormente, distribuyen. No obstante, me barrunto que la historia que nos han comentado existen muchos matices. No conozco los datos de la investigación realizada por la Policía en esta última redada, pero si tengo conocimiento de otros similares. Estos matices se concretan en una serie de cuestiones como, en primer lugar, que posiblemente las personas que producen una buena parte del material se encuentran en ciertos países extranjeros o que utilizan sus servidores (un hacker sabrá mejor las posibilidades que tiene Internet de escapar de la acción de la Justicia), y lo hacen de esta manera para evitar ser detenidos. Entonces ¿quiénes son probablemente la mayor parte de los detenidos? Personas morbosas (nunca mejor dicho, porque morbvs en latín significa enfermedad), que tienen predilección por recrearse mirando este tipo de material pornográfico, y que desconoce que el mero hecho de guardarse ese material en su disco duro ya es delito, y si ya comete la torpeza de dejar su huella informática volviendo a colocar esa bazofia en la red de redes, pues tiene muchas papeletas de que le acaben deteniendo los funcionarios policiales.
Dicho esto, sin menospreciar el trabajo realizado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, creo que deberían centrar sus investigaciones en averiguar el paradero de los verdaderos productores de ese repugnante material. Y una vez desarticulado a estas redes delictivas, ya ningún morboso tendrá la tentación de entretenerse con ciertas cosas. También, aprovecho la ocasión, de pedir que se centren los esfuerzos en buscar y detener a las mafias y bandas de delincuencia organizada que asaltan domicilios particulares y negocios.
Por último, ya que cierta sesuda comentarista confundió, en el programa de hoy de Carlos Herrera, antecedentes policiales con los antecedentes penales, porque es lo que se desprende al afirmar que algunos de esos 121 presuntos pederastas tenía antecedentes porque, en otra ocasión, ya fueron detenidos y, con su dosis de indignación, solicitó un cambio en la Ley. Sería recomendable que esta comentarista, antes de lanzarse al ruedo con recomendaciones, se informara debidamente. Para empezar, el hecho de una persona haya sido detenida no tiene por qué significar que esa persona sea responsable de nada, puede ser perfectamente un error, ni por supuesto que tenga antecedentes penales alguno. Para ello es imprescindible que sea condenado mediante sentencia penal y que posteriormente se declare su firmeza. Aunque siendo sinceros la mayoría de los encartados necesitan, más que el ingreso en prisión, un tratamiento psiquiátrico urgente.