Después de haber escuchado a Oriol Junquera, líder de ERC, hoy en Herrera en la Onda, me ha animado a refutar algunas de sus falacias que ni él mismo se cree, como si se le ha notado por la inseguridad y poca solvencia de sus afirmaciones. Le noté dubitativo, por el tono de voz que empleaba, y poco seguro, porque hacía tiempo para defender sus posiciones. Un poco más y pide perdón por ser independentista.
Así de paso, contesto al correo electrónico que me llegó a mi cuenta de correo colegial antes de las elecciones catalanas, en el que se adjuntó un documento pdf elaborado por la Fundació Catalunya Estat, que más bien es un libelo, con un diseño muy bonito pero sin ningún tipo de rigor, cuya gran fuente que han utilizado, a parte de otras de igual credibilidad, es la de la obra colectiva "Catalunya: Estat de la nació 2008", coordinada por el arquitecto Carles Lladó. De ahí que lo considere un libelo. Este tipo de documentos, junto con las declaraciones de los dirigentes políticos, contribuyen a perpetuar un engaño manifiesto a los ciudadanos catalanes, a los que tanto dicen estimar y defender. Son, con otras palabras, unos estafadores, que, mediante el engaño, pretenden perpetuarse en el poder y en las moquetas del Parlamento catalán. Les importa, como ya dije en otras ocasiones, Cataluña, el catalán y los catalanes, más bien poco, sólo utilizarles para así seguir ostentando su actual nivel de vida.
Pues a diferencia de ellos, voy a hablar, de lo que sí tengo conocimiento dada mi formación académica y profesional, desde el punto de vista jurídico. Sobre temas económicos, y las repercusiones sobre una hipotética independencia, así como de otros aspectos, dejaré que otros hablen si así lo estiman oportuno.
A todos estos cantamañas, que ya me tienen harto, cuando hablan de las consecuencias jurídicas, no hacen mención a un sólo artículo de ningún tratado internacional. Sólo realizan afirmaciones pseudocientíficas que apelan a los sentimientos. Y por mucho que lo adornen apelando a los derechos humanos y a la democracia, la realidad jurídica es otra. Por ejemplo, apelan al derecho de autodeterminación, que es muy bonito, pero conforme al Derecho Internacional sólo es aplicable a las colonias, y así reza la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas 2625 (XXV) al respecto: "poner fin rápidamente al colonialismo,
teniendo debidamente en cuenta la voluntad libremente expresada de los pueblos a
la subyugación de que se trate; y teniendo presente que el sometimiento de los
pueblos a la subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una
violación del principio, así como una denegación de los derechos humanos
fundamentales, y es contraria a la Carta de las Naciones Unidas." A continuación prosigue: "El territorio de una colonia u otro
territorio no autónomo tiene, en virtud de la Carta de las Naciones Unidas, una
condición jurídica distinta y
separada de la del territorio del Estado que lo administra, y esa condición jurídica
distinta y separada conforme a la Carta existirá hasta que el pueblo de la
colonia o territorio no autónomo haya ejercido su derecho de libre determinación
de conformidad con la Carta y, en particular, con sus propósitos y principios.
Ninguna de las disposiciones de los párrafos
precedentes se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción
encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad
territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de
conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre
determinación de los pueblos antes descritos y estén, por tanto dotados de un
gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio,
sin distinción por motivo de raza, credo o color."
Este derecho de autodeterminación, por algo que se llama seguridad jurídica, no se puede extender a cualquier situación, puesto podríamos llegar, si se fomentan los hechos diferenciales, podrían, en primer lugar, acabar independizándose hasta los barrios de las ciudades, que, por supuesto, su propia entidad. No hablemos ya de esos barrios que lo ocupan comunidades extranjeras. Ya me imagino yo los barrios chinos de los EEUU pedir la independencia. Otro factor es que el derecho a la autodeterminación implicaría que se decidiese formar parte de un Estado o salir de él al libre albedrío de los gobernantes de turno. Así los ciudadanos no sabrían que normas rigen en cada momento porque no saben cual es la nacionalidad que tienen, lo que es perjudicial para la economía de un país. ¿Quién narices va a invertir su dinero si cada poco tiempo su estatus cambia? Nadie, con un mínimo sentido común. Por algo es aconsejable tener constituciones fruto del consenso y cuya modificación requiera un amplio consenso.
Segundo disparate jurídico. Se afirma que Cataluña nunca dejaría de pertenecer a la Unión Europea en base a que como son ciudadanos de la Unión las instituciones comunitarias nunca les expulsaría. Pero la manipulación más grosera es que dicen que la ciudadanía se la dieron a los catalanes. FALSO. La ciudadanía de la Unión Europea es es consecuencia de la condición de españoles, porque la adhesión, así como los sucesivos tratados, fueron firmados por el Reino de España. Ya lo disponía el art. 17.1 del TCE: "será ciudadano de la Unión toda persona que ostente la nacionalidad de un Estado miembro". Siendo además complementaria y no sustitutiva a la ciudadanía nacional. Y, por supuesto, dicha condición, al estar aparejada la ciudadanía de la Unión a la condición de nacional de un Estado miembro, si se renuncia o se pierde la nacionalidad de dicho Estado miembro, se pierde automáticamente dicha condición. A modo de ejemplo, un francés va a EEUU y obtiene el pasaporte americano, y renuncia a su condición de francés, deja de ser ciudadano de la Unión.
Tercer disparate soltado por el dubitativo Oriol Junqueras. En caso de la independencia de Cataluña, habría doble nacionalidad. El catalán que quiera seguir siendo catalán, además puede ser también español. Además este señor es un atrevido porque sobre este tema ni siquiera hay un tratado internacional sobre el derecho a la nacionalidad en el caso de sucesión de Estados, salvo que se haya aprobado, y no me haya enterado, el Proyecto de Artículos de Nacionalidad de Personas Naturales. Y aún así, lo que puede ocurrir es que a los ciudadanos afectados se les dé por parte de los dos nuevos Estados un derecho de opción, art. 26 de dicho Proyecto. Y es lo que ocurrió cuando España abandonó el protectorado español de Marruecos.
Cuarto disparate. El futuro Estado catalán sería automáticamente Estado miembro de la Unión Europea. Sostienen esto en base a que sus ciudadanos ya son ciudadanos europeos y que no hay precedente al respecto, que disponen del Euro, que hay convicción colectiva y que la sucesión es automática. Esta afirmación la sostiene uno de los suyos, un tal Antoni Abat, profesor de la Universidad de Stanford. Bien es cierto que, conforme a la Convención de Viena de Sucesión de Estados en Materia de Tratados de 1978, por regla general, con respecto a los Tratados multilaterales, el art. 17.1, sucederá en todos los tratados, notificando su condición de parte, que en el momento de la sucesión estén en vigor, pero se le olvida lo que dispone el art. 17.3, sólo podrá ser considerado parte de un Tratado, que, por razón de número, objeto y fin debe entenderse que debe contar con el consentimiento de todas las partes, podrá el Estado independizado ser Parte sólo contando con tal consentimiento. Y huelga decir que el Tratado de la Unión Europea requiere unanimidad de todas los Estados miembros. Así el segundo párrafo del art. 49 dispone: "Las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión supone
en lo relativo a los Tratados sobre los que se funda la Unión serán
objeto de un acuerdo entre los Estados miembros y el Estado solicitante.
Dicho acuerdo se someterá a la ratificación de todos los Estados
contratantes, de conformidad con sus respectivas normas
constitucionales."
Todo lo que he dicho no va por el que, de buena fe, se sienta independentista, sino por esa caterva de manipuladores y estafadores, cuya única intención es seguir viviendo del cuento. Y que no voy a retirar dichas afirmaciones a no ser que refuten con argumentos jurídicos todo lo que he expuesto. Es decir, que busquen otras normas de derecho internacional aplicables y que yo haya podido omitir. Mientras tanto son, y seguirán siendo, unos estafadores. En fin, echo muy en falta políticos honestos que digan la verdad a los ciudadanos.
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