Pero más allá de su narcisismo o de su megalomanía, ya que está obsesionado con pasar a la historia como un héroe nacional, o incluso de su capacidad de traicionar a sus votantes pactando con quien sea para seguir en el poder, incluso cambiar la política internacional del país porque Marruecos sabe algo de él que no quiere que se sepa, es el daño que está haciendo no solo a su propio partido sino a la propia arquitectura constitucional. Así es, acuérdense que en 2016 estuvo a punto de llevar al país a unas terceras elecciones generales, con el consiguiente riesgo de que Podemos le diera el sorpasso. Con la repetición electoral no solo supuso que el PP de Rajoy subiera de 123 escaños a 137, sino que el PSOE bajó de 90 a 85. Otra repetición electoral habría supuesto que Pablo Iglesias le adelantase pero por la sangría socialista. Y, por eso, los barones socialistas promovieron su destitución. No querían volver a someter a su partido a otra repetición y al final que le pasase lo mismo que al PASOK. Pero a Sánchez le daba igual porque solo le importa él, y sabía que si facilitaba la investidura de Rajoy, su carrera política habría finalizado. Luego, desde fuera, vendió victimismo en las bases, así como reiteró un slogan muy vendible como el de "no a Rajoy". Susana Díaz, por mucho que controlase la mayor federación socialista, no pudo hacer nada en las primarias, y más teniendo en cuenta que ella estuvo con los que echaron a Sánchez, el que se negaba a facilitar la investidura del gallego. La jugada le salió bien pero porque contó con la involuntaria colaboración de Mariano, puesto que podía haber impedido que prosperase la moción de censura si hubiera dimitido. Y con Soraya como presidenta en funciones, candidata a la investidura en la investidura que se tendría que haber celebrado y como previsible candidata en unas generales como presidenta electa o en funciones (según si hubiera sido investida o no por el Congreso), Sánchez habría vuelto a perder. Pero, como todo el mundo sabe, la decisión de Rajoy de fumarse un puro y pasar absolutamente de todo, y dejar que el liderazgo del PP se lo peleasen quienes quisieran, y así llegó Casado a liderar torpemente el partido. A ello se le suma que a Sánchez o a su jefe de gabinete, Iván Redondo, se le ocurrió la idea de convertir al Gobierno en el mejor propagandista de Vox con doble intención:
1ª. Dañar al PP por su derecha. Fraccionar el voto del PP le beneficia al PSOE, lo mismo que al PP le interesaba Podemos para dañar a los socialistas por la izquierda.
2ª. Quitarse a su principal rival interna, Susana Diaz. Con un gobierno andaluz del PP, apoyado por Cs y Vox, se vengaba de ella y de su osadía de, primero, conspirar para echarle de la secretaría general; y, segundo, de intentar competir contra él en las primarias.
Aunque, peor que esto, es el daño que ha hecho a la separación de poderes. Alguien que no tiene ningún reparo en colocar a su Ministra de Justicia, Dolores Delgado, como Fiscal General del Estado; a su sucesor en el Ministerio, como Magistrado del Tribunal Constitucional, llevando fuera de la judicatura más de tres décadas; y a Laura Díaz Bueso, que también estuvo en su Gobierno, también la llevó al TC; ha dejado dañado al poder judicial porque le quitó las competencias al CGPJ para nombrar magistrados del Tribunal Supremo. Recursos de casación llegan al Alto Tribunal, y con cada vez menos magistrados para resolverlos. Algo que se podría haber solucionado si hubiera cumplido las recomendaciones de GRECO y cambiar la ley para que sean los 12 vocales judiciales elegidos por los propios jueces y magistrados.
Pero donde se pasó de la raya, fue cuando intentó colar una reforma de dos leyes fundamentales, como la LOTC y la LOPJ por la vía de enmiendas a una reforma del Código Penal. Sabiendo de sobra que el TC amparó a los senadores socialistas cuando durante la segunda legislatura de Aznar la mesa del Senado hizo lo mismo. Pero no contento con ello, cuando el PP se acogió a posibilidad legal que una reforma durante el Gobierno de Zapatero del art. 56 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional para suspender la tramitación parlamentaria -algo que hizo, por cierto, el PSC en el Parlament catalán (para más info, mi artículo de Brújula Legal)- desde el propio Gobierno y del grupo parlamentario se vertieron ataques injustificados contra la decisión de la mayoría del Tribunal de garantías. Y eso es algo muy grave, por ese motivo, decidí presentar una petición en el Parlamento Europeo. Petición que, dicho sea de paso, va a ser estudiada incluso por la Comisión europea, como pueden ver:
Y no es que me guste mucho este PP, aunque fui militante hasta 2013, y menos gracia me hace que pueda depender de Vox, pero creo, poniendo los pros y contras a cada candidato, considero que es necesario para nuestro país que Sánchez salga de la Moncloa. Otros cuatro años más con él y el deterioro institucional puede ser irreversible. Algunos pueden objetar de la presencia de Vox, pero bueno, con los pactos autonómicos, se han quitado la careta y han demostrado que lo más importante son los sillones que los principios. Además, recordemos que los derechos fundamentales están protegidos por el 168 CE y por un Tribunal Constitucional controlado por Conde Pumpido.
Dicho esto, tampoco pretendo decir lo que tiene que hacer cada uno, ni a quien votar. El voto es libre y respetaré la decisión de cada ciudadano de votar lo que en conciencia estime mejor para el país.
Año y medio después de mi última entrada en este blog, lo tengo bastante abandonado, cierto es, pero voy a desempolvarlo para escribir sobre las próximas elecciones generales que se van a celebrar el próximo domingo 23 de julio. Elecciones que ha convocado Pedro Sánchez porque ha querido convertirlo en una segunda vuelta de las pasadas municipales y autonómicas del 28M. Y todo porque, en lugar de dejar libertad y autonomía absoluta a sus candidatos, decidió monopolizar la campaña en su gestión y en su persona. Recordemos que utilizó el Consejo de Ministros para influir en la campaña electoral con medidas como la del cine a 2 € para jubilados o el descuento del 50% para jóvenes para el Interrail, entre otras. (ver Todos los anuncios electorales de Pedro Sánchez antes del 28M). Era dar un mitin, prometer algo y al día siguiente convocar un Consejo de Ministros para aprobarlo. Parecía que se presentaba él a las elecciones, cuando en realidad los que se presentaban eran los candidatos a las presidencias autonómicas en Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón, Valencia, Baleares, Murcia, Castilla la Mancha, Madrid, La Rioja, Extremadura y Canarias, además de Ceuta y Melilla y los más de 8000 municipios. Su obligación como líder de su partido, del PSOE, era mantenerse al margen y si acaso apoyar a sus candidatos. Pero no lo hizo porque tiene un ego enorme, además de ser profundamente narcisista y megalómano. El PSOE le importa bien poco, como más adelante expondré, solo le importa Pedro Sánchez y nadie más.
Así es, como habéis leído. Sánchez es un personaje cuyo egocentrismo, narcisismo y megalomanía le impiden aceptar crítica alguna aunque sea bienintencionada. De hecho, le ofende mucho que le digas que ha hecho algo mal. Quien ha seguido los debates parlamentarios, ha podido comprobar los gestos que ponía cuando alguien le cuestionaba sobre algo que hizo o dejó de hacer. Su rictus era de enojo, como si le hubieras mentado a su madre. En cambio, comparen con los gestos que ponían tanto Rajoy como Pablo Iglesias en el Congreso. Hace nada volví a ver una intervención de Rajoy en la que mencionaba al ex Secretario General de Podemos, y éste hasta le sonreía, porque no se lo tomaba a mal.
Estos atributos que ya de por si no son precisamente buenos, estando en la Moncloa se acentúan más. Porque ya no es solo Pedro Sánchez el Secretario General de un partido político, sino Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno, que está rodeado de gente que solo le importa su propia supervivencia y busca salvar su propio pellejo. Esa gente que, cuando cae el líder, son los primeros en acuchillarlo, como hizo Bruto con Julio César. Y mientras tanto, alimentan el ego de su actual jefe diciéndole lo que quiere oír. No vaya a ser que, si son sinceros, sean purgados. En este contexto, enfocó las elecciones municipales como un referéndum hacia su persona, creyendo que era amado por el pueblo. Percepción errónea en la que colaboró uno de sus lameculos oficiales, Tezanos, que le lleva dorándole la píldora con encuestas claramente cocinadas a su favor. Cuando se escrutó el último voto, se enfadó, convocó elecciones generales como segunda vuelta, mediando una admonición al pueblo por no haberle votado a él. Y que tenían el 23 de julio la oportunidad de enmendar su error. Su lenguaje corporal, en sus comparecencias tanto en Moncloa como en el Comité Federal, lo delata. Podría haber esperado a noviembre, pero también pensó que si esperaba podrían conspirar contra él. Ha dejado en el paro a mucho compañero y no podía permitirse que urdieran un complot contra él. Ya dijo en la reunión del grupo parlamentario socialista en el Congreso, tal y como recoge en el documental "el Autócrata", que "he tomado esta decisión pensando en vosotros y en vuestro trabajo" (min. 41:05). Una claro mensaje a su grupo parlamentario que viene a ser lo mismo que dijo en su momento Alfonso Guerra cuando dijo que quien se moviera de la foto, no salía.
Y en este contexto, y ejecutando, a mi modo de ver, una estrategia electoral errónea, nos han llamado a las urnas para decidir sobre si los españoles quieren otra legislatura con Sánchez o si quieren echarlo. Errónea porque vuelve a intentar la táctica fallida del miedo a Vox. El año pasado lo intentaron en las andaluzas, y solo consiguieron que Moreno Bonilla consiguiera mayoría absoluta, por primera vez en la historia del PP en esa región. Si hubiera recogido el guante de Feijóo de dejar gobernar a la mayoría, habría conseguido dos cosas:
1º Le cambias el ritmo al gallego. No se lo espera y tendría que estar diciendo que la credibilidad de Sánchez es nula en lugar de estar repitiendo que él es el voto útil. Que si no quieres que gobierne Sánchez tienen que votar al PP.
2º Desmovilizas a parte del electorado que solo va a votar al PP para evitar que Sánchez siga en la Moncloa, gobernando con separatistas y Bildu. Si hay que conocer la realidad sociológica de Cataluña y País Vasco, lo mismo hay que conocer la realidad de Andalucía, Madrid o Valencia, sitios donde se reparten muchos escaños y que no están dispuestos a aceptar componendas con ciertos partidos. Si creen que Feijóo puede gobernar sin contar con Vox podrían quedarse en casa. Luego, si los resultados de las elecciones lo permiten, puede "cambiar de opinión" otra vez (así lo llaman ahora en Moncloa a mentir) y pactar con quien sea.
Pero esta estrategia no la ha usado porque vive en su burbuja y, como mentiroso patológico que es, se ha llegado a creer sus propias mentiras. Cree que sigue siendo amado por el pueblo, pero que no le han votado en las últimas elecciones autonómicas y municipales por culpa de los medios de comunicación (pese a que él tiene en su bolsillo a muchos medios, sobre todo porque ha sacado el talonario de las subvenciones y de las campañas publicitarias). Pero con ello lo que demuestra es que no tolera ningún tipo de crítica. Solo admite loas a su persona.
De hecho, si perdió el debate con Feijóo, y eso se ha constatado por las reacciones de sus compañeros de partido como medios afines a las mentiras que soltó el candidato popular, fue por su incapacidad para aceptar nada negativo hacia su persona. Se siente muy incómodo cuando alguien discrepa de él. En las sesiones parlamentarias jugaba con ventaja porque tenía todo el tiempo del mundo para replicar, era el último siempre en contestar, y eludía las preguntas que le formulaban contestando lo que ya tenía preparado, sabiendo además que los medios afines iban a recoger lo que le interesaba. Pero en un cara a cara, en igualdad de condiciones, está perdido. Alguno dirá, por qué entonces Feijóo no aceptó más debates con Sánchez, pues lo mismo que Sánchez rechazó un cara a cara con Casado. Los que van por delante en las encuestas no lo necesitan. Además él sabía que seis no lo iba a aceptar, y que más de un par de debates pueden ser contraproducentes porque la gente no es tan fanática de la política como para tragarse seis debates.
También cree que la gente es idiota y que tiene muy mala memoria, por eso no tiene empacho en decir que el Gobierno no pondrá peajes en las autovías porque así se firmó en 2021 en un documento remitido a Bruselas. Le da lo mismo enmendarle la plana a Pere Navarro, Director de la DGT. No es capaz siquiera de contar una mentira más creíble como decir que lo firmó para conseguir los fondos europeos pero que está negociando con la Comisión europea para no llevar a cabo ese plan. Pero en lugar de eso, pretende insultar la inteligencia y la memoria de los votantes. Sé que alguno dirá que, por el sesgo de confirmación, dirá que es mentira, pero en Twitter ya puse la noticia, y lo vuelvo a hacer ahora (noticia de El Pais):
Por eso, le dije en Twitter a Felix Bolaños, hay una cosa peor que una mentira, y es que nos tomen por idiotas.
Cosas que lo que hacen es enfadar más al votante, predisponerle a votar en contra suya. La sociedad española tolera con mucha más facilidad que la de EEUU la mentira. En EEUU como pillen mintiendo a un político puede acabar con la carrera política, así estuvo a punto de costarle la presidencia a Clinton, o como se llevó por delante a Nixon por el Watergate. Aquí la sociedad acepta que los políticos van a mentirnos a la cara, pero lo que no le gusta es que le vacilen.
Y no solo ha mentido (ahora lo llaman cambios de opinión) en esto, sino en todo. Por ejemplo, una de las preguntas que no respondió a Carlos Alsina, ya que se centró en los indultos del procés, es que antes de ser presidente del Gobierno prometió que el CGPJ se eligiera por concurso público:
También obvió que el criticó a Rajoy por abusar del Decreto ley y prometió no hacer lo mismo, y él en cinco años de mandato lo ha utilizado en 136 ocasiones, mientras que su predecesor, que también abusó de ello, solo en 105 ocasiones en seis años y medio. Y el último que aprobó es una especie de decreto ley omnibus que regula materias diversas de 224 páginas. Lo hace no porque concurran ni siquiera los presupuestos de extraordinaria y urgente necesidad que exige el 86.1 de la Constitución, sobre todo porque en muchas de sus reformas operadas por esta vía tienen una vacatio legis de meses, incluso en el último dejando su vigencia pendiente de desarrollo reglamentario, sino porque no quiere que sus proyectos sean modificados por las Cortes Generales. Él solo puede aprobar las leyes, las Cortes solo están para ratificar sus deseos. Ha convertido a los Presidentes de ambas Cámaras en sus lacayos (también pasaba con los anteriores presidentes de las Cámaras, pero disimulaban más), motivo por el cual han incumplido el art. 568 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, y les da lo mismo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos les haya pintado la cara. Asi se puede ver en un párrafo de la reciente Sentencia del TEDH:
Como podéis comprobar, pese a ese varapalo judicial, siguen insistiendo en el mantra de que no se ha renovado el CGPJ porque el PP lo ha bloqueado. ¡Ojo! Que no pretendo eximir de responsabilidad al principal partido de la oposición de esta situación, ya que en el pecado llevan la penitencia, y ellos pudieron en dos ocasiones haber cumplido los programas electorales de 2000 y 2011 cuando consiguieron mayoría absoluta. Si hubieran cumplido la palabra dada a los ciudadanos, esto no habría pasado. Además de que optaron por seguir con la práctica inconstitucional de repartirse vocales entre los partidos, contraviniendo la Sentencia del Tribunal Constitucional 108/86.