El domingo 28 de octubre salió en la prensa regional la idea del Decano de la Facultad de Derecho, Ramón Durán Rivacoba, que consiste en que, en el aula que han habilitado para realizar prácticas, se puedan celebrar juicios de verdad en las materias civil y mercantil. Resulta obvio que en materia penal ni se haya planteado. De hecho, a priori podría pensarse que es la propuesta es buena idea, no obstante tiene una serie de inconvenientes. En primer lugar, aunque el Consejo General del Poder Judicial lo autorice, el emplazamiento de la Facultad, dada su distancia con respecto a los Juzgados de Oviedo, lo convierte en una molestia para las partes, tanto clientes, abogado y procurador; el Juez, el Secretario y el Fiscal, si tienen pensado en llevar asuntos en los que la ley tiene fijada su intervención preceptiva, y el personal funcionario necesario; sin contar con que la posible presencia de testigos y peritos. Recordando que el Palacio de Justicia de Oviedo se encuentra muy bien situado geográficamente, contando con los beneficios que supone tener al lado el apeadero de RENFE Cercanías. Por lo que, es bastante previsible, los posibles afectados protesten.
De todas maneras, y según mi experiencia (aunque no sea muy extensa), para aprender el ejercicio de la abogacía el asistir a los Juicios, por sí solos, no es suficiente. Para conseguir una buena preparación práctica se debe asistir a todo el proceso, desde que un cliente entra en un despacho de abogados hasta la Sentencia, incluso, mejor aún, que el alumno prepare, por supuesto, con supervisión, cada una de los escritos e intervenciones. Es decir, que sea el alumno el que realice los escritos, y que, cuando se le corrijan los errores, se le expliquen las razones; cuando se prepare un interrogatorio, ya sea a la parte contraria como a testigos o peritos, sea el estudiante el que lo prepare… Así, cuando ha participado en la elaboración de una demanda o una contestación, cuando acude a la vista sabe el porqué de cada prueba, de cada pregunta y de por qué los informes se dicen de una manera… Por eso, asistir sólo a los juicios, como cualquier lego que desee, sólo conduce a perder el tiempo.
Pero lo que hay que dejar claro es el problema serio en la enseñanza del Derecho a la hora de preparar a los futuros egresados para el ejercicio profesional, y lo que digo cualquier abogado, juez, fiscal o letrado, lo puede suscribir, y no es otro que es una licenciatura muy poco pragmática, siendo asimismo impartida por personas que, por regla general, salvo excepciones, no han ejercido nunca ni como abogado, ni juez, ni fiscal, o su ejercicio fue breve. Sobre todo, nos podemos encontrar con asignaturas, como las Procesales, que están muy mal enfocadas. Son asignaturas que las han convertido en demasiado teóricas, con unas clases prácticas, del todo, inútiles. No tiene sentido que las prácticas consistan en que el alumno se pase diciendo que, según el caso A, es un monitorio, un desahucio o un ordinario, y que los legitimados activos y pasivos son X e Y respectivamente. En cambio, sí que se debería, sin tampoco exigir una profundización excesiva, enseñar a hacer escritos, tanto en civil como en penal. Nadie con sólo el título en la mano sabe ni empezar un escrito de demanda o un escrito de defensa (conclusiones provisionales), ya ni digamos escritos complejos como un desahucio sin tener el contrato de arrendamiento. Pero al menos, con una mínima base, se puede afrontar la pasantía o la Escuela de Práctica Jurídica con algo. Porque, de seguir por el mismo camino, es prácticamente empezar de cero cuando uno entra en un despacho.
Por todo ello, creo que, al menos en algo, se debería proceder reenfocar la enseñanza universitaria, sobre todo las asignaturas de carácter práctico, y, en cuanto a trasladar algunos juicios a la Facultad, no creo que realmente se vaya a llevar a cabo, sobre todo por los problemas que acarrearía.