En España nos gusta hacer trampas, incluso, a veces, nos gusta engañarnos. Esta es la conclusión a la que llego después de ver y escuchar los diversos análisis que corren por doquier sobre la crisis económica actual. Desde luego, los hay muy sesudos, que merecen ser tenidos en cuenta, pero también los hay que no se salen del guión de lo políticamente correcto, aunque, en el fondo, seguir dicho guión supone la postura más cómoda, la más populista, y, a su vez, la que implica derivar toda la responsabilidad al malo de la película. Tenemos al héroe de la película frente a su alter ego, su contrapunto perverso. Aunque la verdad no se pinta de blanco o negro, sino de tonos grises.
En efecto, de lo que no se dan cuenta los que se acogen a este tipo de análisis es que lo que están perpetrando, de manera voluntaria o inconsciente, es un engaño que implica, en buena medida, un insulto, porque convierten al ciudadano en un irresponsable e inmaduro. Un ser que precisa, por su incapacidad, de la tutela continuada del Estado. Que necesita que el Estado siempre le esté guiando por la senda que marque, que nos diga lo que está bien y lo que está mal, qué es lo que debemos creer o dejar de creer. Y aceptar esta premisa, para mi falsa, daría pábulo a quienes sostienen posturas políticas antidemocráticas. En efecto, en sus razonamientos, parten de esta premisa que he expuesto, y por eso se necesita un dictador que nos proteja constantemente de los peligros externos.
En cambio, si partimos de la premisa adecuada, y es que tenemos la suficiente madurez para poder elegir a nuestros gobernantes, y lo hacemos con responsabilidad, tenemos que colegir que todos somos corresponsables de la mala gestión de nuestros políticos. Nosotros los elegimos cada cuatro años. Podemos equivocarnos la primera vez, que es lo razonable, pero si seguimos insistiendo en el error votando a quienes sabemos que no lo van a hacer bien, nuestro grado de culpabilidad será mayor. Y, en este sentido, no valen disculpas de que no había otra opción, puesto que siempre hay más opciones que la de seguir votando a quienes no nos gusta o, como muchas veces solemos justificarnos, al menos malo. Esas otras opciones son, votar a otro partido, votar en blanco o, por ejemplo, haciendo una demostración de responsabilidad cívica, intentar postularse como alternativa. En definitiva, haciendo algo en favor de la comunidad. Así que lo que ha de quedar meridianamente claro es que el mayor culpable, no es el político que lo hace mal, sino el que baja los brazos, se da por vencido y deja hacer. Puede parecer una afirmación gruesa, pero la consecuencia de la clase política que tenemos ha sido un continuo pasotismo social, un dejar hacer mientras que no interfiera en cada una de nuestras vidas. Teníamos que haber sido más exigente con nuestro voto. Regalarlo a cambio de nada, tiene como inevitable consecuencia la ascensión y perpetuación de los incompetentes y de los carentes de escrúpulos.
Pero no sólo somos responsables de la elección de nuestros políticos, que no han tomado las medidas adecuadas para evitar caer en la crisis que estamos viviendo, así como de la falta de las medidas necesarias para salir de ella lo más pronto posible, sino de ir más allá de nuestras posibilidades económicas, de juntar demasiadas letras a pagar al mes, para, en la mayoría de los casos, financiar caprichos (coche nuevo con todas las novedades del mercado, teléfonos móviles de última generación que los cambiamos con demasiada frecuencia, ordenadores, aspiradoras de más de mil euros...). En fin, dijimos si a querer tener un nivel de vida que no nos podemos permitir salvo recurrir al endeudamiento. Incluso, pretendíamos acceder a nuestra vivienda en propiedad sin tener siquiera un euro ahorrado para pagar una entrada; los gastos de notaría, registro y el ITP (en caso de transmisiones entre particulares); y, por supuesto, amueblarlo. Para ello recurríamos a cualquier financiera que nos ofreciera una financiación de más del 100% del valor del piso. Esta crisis, que están pagando mucha gente de manera de manera injusta, es la consecuencia tanto de los abusos de las entidades financieras, la falta de control por parte de nuestros asalariados (los políticos, para más señas) y de los excesos que cometimos casi todos en toda esta fiesta de la bonanza económica. No supimos vivir de acuerdo con nuestras posibilidades.
Por último, no quisiera dejarme en el tintero una observación adicional a esos análisis de película, y no es otra que su falta de propuesta alguna para salir de esta. A veces, cuando planteas lo que es, en mi opinión, una opinión razonable, por ser la más realista posible de entre las que se puedan proponer, como es recuperar la confianza en el mercado, ese ente tan denostado por parte de algunos paracaidistas intelectuales, para que vuelva a fluir el crédito, y así las PYMEs y autónomos podrán acceder al crédito necesario para empezar a crecer y crear empleo, llegan a sugerir que formar parte de la conspiración para que todo siga igual, y que los únicos responsables de la crisis se salgan con la suya. Pero, insisto, no les veo que alumbren alguna alternativa. Sólo se limitan a poner a caldo al personal como si eso sirviera para incrementar y reforzar su categoría intelectual. En fin, creo que todos, por el bien de todos, deberíamos seguir el camino de la prudencia, sentido común y honestidad (sobre todo, ser honestos con nosotros mismos).
En efecto, de lo que no se dan cuenta los que se acogen a este tipo de análisis es que lo que están perpetrando, de manera voluntaria o inconsciente, es un engaño que implica, en buena medida, un insulto, porque convierten al ciudadano en un irresponsable e inmaduro. Un ser que precisa, por su incapacidad, de la tutela continuada del Estado. Que necesita que el Estado siempre le esté guiando por la senda que marque, que nos diga lo que está bien y lo que está mal, qué es lo que debemos creer o dejar de creer. Y aceptar esta premisa, para mi falsa, daría pábulo a quienes sostienen posturas políticas antidemocráticas. En efecto, en sus razonamientos, parten de esta premisa que he expuesto, y por eso se necesita un dictador que nos proteja constantemente de los peligros externos.
En cambio, si partimos de la premisa adecuada, y es que tenemos la suficiente madurez para poder elegir a nuestros gobernantes, y lo hacemos con responsabilidad, tenemos que colegir que todos somos corresponsables de la mala gestión de nuestros políticos. Nosotros los elegimos cada cuatro años. Podemos equivocarnos la primera vez, que es lo razonable, pero si seguimos insistiendo en el error votando a quienes sabemos que no lo van a hacer bien, nuestro grado de culpabilidad será mayor. Y, en este sentido, no valen disculpas de que no había otra opción, puesto que siempre hay más opciones que la de seguir votando a quienes no nos gusta o, como muchas veces solemos justificarnos, al menos malo. Esas otras opciones son, votar a otro partido, votar en blanco o, por ejemplo, haciendo una demostración de responsabilidad cívica, intentar postularse como alternativa. En definitiva, haciendo algo en favor de la comunidad. Así que lo que ha de quedar meridianamente claro es que el mayor culpable, no es el político que lo hace mal, sino el que baja los brazos, se da por vencido y deja hacer. Puede parecer una afirmación gruesa, pero la consecuencia de la clase política que tenemos ha sido un continuo pasotismo social, un dejar hacer mientras que no interfiera en cada una de nuestras vidas. Teníamos que haber sido más exigente con nuestro voto. Regalarlo a cambio de nada, tiene como inevitable consecuencia la ascensión y perpetuación de los incompetentes y de los carentes de escrúpulos.
Pero no sólo somos responsables de la elección de nuestros políticos, que no han tomado las medidas adecuadas para evitar caer en la crisis que estamos viviendo, así como de la falta de las medidas necesarias para salir de ella lo más pronto posible, sino de ir más allá de nuestras posibilidades económicas, de juntar demasiadas letras a pagar al mes, para, en la mayoría de los casos, financiar caprichos (coche nuevo con todas las novedades del mercado, teléfonos móviles de última generación que los cambiamos con demasiada frecuencia, ordenadores, aspiradoras de más de mil euros...). En fin, dijimos si a querer tener un nivel de vida que no nos podemos permitir salvo recurrir al endeudamiento. Incluso, pretendíamos acceder a nuestra vivienda en propiedad sin tener siquiera un euro ahorrado para pagar una entrada; los gastos de notaría, registro y el ITP (en caso de transmisiones entre particulares); y, por supuesto, amueblarlo. Para ello recurríamos a cualquier financiera que nos ofreciera una financiación de más del 100% del valor del piso. Esta crisis, que están pagando mucha gente de manera de manera injusta, es la consecuencia tanto de los abusos de las entidades financieras, la falta de control por parte de nuestros asalariados (los políticos, para más señas) y de los excesos que cometimos casi todos en toda esta fiesta de la bonanza económica. No supimos vivir de acuerdo con nuestras posibilidades.
Por último, no quisiera dejarme en el tintero una observación adicional a esos análisis de película, y no es otra que su falta de propuesta alguna para salir de esta. A veces, cuando planteas lo que es, en mi opinión, una opinión razonable, por ser la más realista posible de entre las que se puedan proponer, como es recuperar la confianza en el mercado, ese ente tan denostado por parte de algunos paracaidistas intelectuales, para que vuelva a fluir el crédito, y así las PYMEs y autónomos podrán acceder al crédito necesario para empezar a crecer y crear empleo, llegan a sugerir que formar parte de la conspiración para que todo siga igual, y que los únicos responsables de la crisis se salgan con la suya. Pero, insisto, no les veo que alumbren alguna alternativa. Sólo se limitan a poner a caldo al personal como si eso sirviera para incrementar y reforzar su categoría intelectual. En fin, creo que todos, por el bien de todos, deberíamos seguir el camino de la prudencia, sentido común y honestidad (sobre todo, ser honestos con nosotros mismos).
Twitter @josecarrerob
11 comentarios:
Parece mentira que usted no se haya enterado aún que estamos en crisis.
Una crisis, de la que algunos se han apropiado de su descubrimiento.
Parece mentira que diga: "No supimos vivir de acuerdo con nuestras posibilidades", cuando lo "normal", y lo habitual es usar la visa para viajar, hacer compras por navidad, comprar a plazos, etc.
Parece mentira que se acuse a los ciudadanos de vivir por encima de sus posibilidades. Es como llamarles tontos en sus mismas narices.
Nadie se compra un coche, o casa, sin pensárselo concienzudamente.
Los ciudadanos no tienen la culpa de tener que comprarse una vivienda hoy porque mañana estará mas cara.
A posteriori todos somos "inteligentes", menos a los que esta crisis les ha pillado con la casa recién comprada, o a los que les han despedido después de estar varios años trabajando en la misma empresa.
Por último, los que creen tener la milagrosa solución para salir de la crisis, ya puede ir corriendo a decírselo a los presidentes de Francia, Alemania, Italia, Portugal, o Grecia.
"Otros vendrán, que bueno me harán"
Parece mentira María que usted no me conozca aún, y siga empeñándose en insultar mi inteligencia al acusarme de no haberme enterado de la crisis. Aunque me parece que la que no se ha enterado de la fiesta es usted porque desconoce muchas de las realidades personales de muchas personas, algo que yo si conozco por razón de mi profesión. He llegado a tener, en procedimientos de divorcio de mutuo acuerdo, que liquidar deudas porque lo único que han generado son deudas para adquirir un nivel de vida que no se podían permitir. Y también conozco casos de personas que teniendo prácticamente pagado un piso decidieron comprar uno mejor, por supuesto más caro, y al final se quedaron sin él porque el banco se quedó con él por un préstamo personal impagado.
Negar que nosotros tenemos algo de responsabilidad en la crisis, es negar la madurez necesaria para vivir en democracia. Claro, en tu planteamiento es lo normal, porque en el fondo defiendes que el Estado gobernado por los socialistas nos guie nuestro camino. Que son los únicos que saben lo que nos conviene.
Pero bueno, para qué seguir insistiendo, lo que demuestra tu contestación es que tengo razón, porque, como dicen, las verdades duelen, y lo que he escrito te ha dolido bastante.
conatioMe encanta como contestas, preciso y cortes.
Hola Jose:
Me gustaría presentarte mi nuevo proyecto, el blog www.andaluciadebate.wordpress.com. Espero tu visita, y si te gusta que tengamos la oportunidad de compartir enlaces.
Saludos.
Muchas gracias Andalucia a debate por avisarme de la existencia de vuestro blog, lo visitaré en la medida en la que tenga tiempo. Eso sí, os enlazaré desde el mío.
Estimado amigo:
Tardo en contestar por diferentes motivos, pero no iba a dejar pasar la ocasión de compartir mis reflexiones contigo, en este espacio que tan gentilmente pones a nuestra disposición.
Entiendo perfectamente la argumentación que expones en tu post, es la idea básica que se ha trasladado a la opinión pública sobre los porqués de esta crisis y sus responsables.Y no solo entiendo, por conocida y muy repetida a estas alturas, sino que respeto, igualmente, como otras ideas y argumentos, pero no comparto.
Y no comparto por la sencilla razón de que la solución que se está dando desde estas ideas y estas políticas ( que por cierto, no solo ha puesto en marcha el PP) a la crisis, pasa por excluir a miembros del sistema, por dejar fuera a unos para salvar a otros. Con eso no puedo estar de acuerdo. Lo que se está haciendo es instalar el debate de la culpabilidad o responsabilidad de la crisis entre las clases medias-bajas para que, a través del enfrentamiento, sean ellos mismos los que excluyan a miembros del sistema: los funcionarios contra los desempleados,etc...y encontrar en este argumento la justificación a medidas injustificables socialmente hablando; Esa es toda la carga ideologica de quienes aplican medidas que dejan sin tratamiento a pacientes de oncología o deshaucian ancianas.No puedo estar de acuerdo, por que lo que hacen es distraer nuestra atención, enfrentarnos y convencernos de que tenemos responsabilidad en esto, cuando no la tenenmos y por tanto, no merecemos el castigo.
Y es que este argumento no se sostiene;en lo que yo se y soy de ciencias (estudié físicas) la matemática es ciencia exacta; entonces ¿porqué la matemática es tan rigurosa con los menos pudientes y tan laxa y difusa con los poderosos? la democracia no dice eso, dice que todos somos iguales ante la ley y que ninguna clase social influye, por tener poder económico, mas que otra en el gobierno. ¿porqué entonces debo aceptar que con mis impuestos se paguen las ilegalidades de unos gestores de bancos españoles y no se financie, por ejemplo la sanidad o la educación? ¿porqué a mi se me exigen rigurosamente mis impuestos y a la banca y a la gran patronal se le permite defraudar miles de millones que al final exigen de mi financiación? y por esto, ¿he de sufrir no tener tratamiento médico, colegios gratuitos o cuidados para dependientes y mayores? ¿es justo este uso legal del estado de derecho?
Parece ser que no y no porque sea mi opinión. Los tribunales catalanes están comenzando a tumbar ( 23 sentencias solo de actuaciones desde el verano hasta ahora) los despidos realizados por la Generalitat catalana en EP aduciendo "causas económicas graves de interés general". Las sentencias, como yo, dicen "que no existen causas económicas sino POLÍTICAS" en esos despidos. Es política la que decide no dejar quebrar a un banco para deshauciar a una anciana. Es política la que cierra hospitales para no dejar quebrar un banco. La matemática es exacta y debería operar igual para todos. Ninguno de nosotros puede estar de acuerdo con estas actuaciones que no son económicas, sino políticas, como empiezan a decir los tribunales.
Un abrazo.
Vd escribio..."y es que tenemos la suficiente madurez para poder elegir a nuestros gobernantes, y lo hacemos con responsabilidad, tenemos que colegir que todos somos corresponsables de la mala gestión de nuestros políticos. Nosotros los elegimos cada cuatro años. Podemos equivocarnos la primera vez, que es lo razonable, pero si seguimos insistiendo en el error votando a quienes sabemos que no lo van a hacer bien, nuestro grado de culpabilidad será mayor."
Y esta en lo cierto
Lo malo es cuando no hay donde elegir, lo malo es que o votas malo o votas peor, lo malo es cuando sabes de antemano que te van a dar gato por liebre
El psoe ha fallado a la sociedad española, el PP ha ganado por mayoria absoluta dejado clara cual es su política, en economía bien en el resto mas de lo mismo, aderezado con toques surrealistas
Y ahora...¿Que ?
Porque si el PP sigue la linea política que acaba de marcar Rajoy, nos hunde en la miseria.
Si falla el poder y la oposicion falla el cuerpo social, la democracia y el sistema
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com/
#Carmen# Creo que me gustaría que me respondieras a una serie de cuestiones que he planteado en mi entrada:
1ª Los abusos cometidos por las grandes empresas, ¿quién es el responsable de permitirlo? ¿Los políticos?
2º A los políticos los elegimos nosotros cada cuatro años, incluso seguimos votando utilizando el criterio del menos malo, siendo así, ¿no tenemos los españoles algo de culpa en que se perpetúen los mismos de siempre?
3º Para firmar una hipoteca, bien sabes que es necesario que el comprador la firme. Y presuponemos que lo hace voluntariamente. Por lo tanto, ¿quién le obliga a firmar una hipoteca que cubra no sólo el 100% del valor de compra sino los gastos de notaría, registro, impuestos...?
4º ¿Quién le obliga al consumidor a comprar un coche nuevo y mejor si con el que tenía le sobraba?
5º ¿quién le obliga a llenarse de letras que ocupan prácticamente toda su nómina en gastos que no son más que caprichos?
En fin, me gustaría que me respondieras a estas preguntas, y con ello, acabarás estando de acuerdo con lo que digo.
#Geppeto# Ese es uno de los problemas de España, que siempre nos justificamos con el voto útil, no con el voto en conciencia. Ya expuse que si no estás de acuerdo con ninguno de ellos, vota en blanco, o movilízate y organiza una alternativa política.
He entrado por curiosidad en tu blog y quería concretar más todavía sobre las causas de la crisis. Seré breve y permiteme que te tutee.
Estoy de acuerdo en muchas cosas de lo que dices. Es verdad que ha habido abusos, excesos de confianza, falta de previsiones, etc. etc. Pero por qué hemos llegado a todo esto? Cuál ha sido la raíz de toda esta problemática? Yo creo más bien que ahora mismo España y el mundo Occidental sufre una grave crisis de valores que el capitalismo exacerbado nos ha traído, inculcando a nuestra sociedad principalmente el gusto por el lucro sin esfuerzo dando más importancia al capital que al desarrollo del tejido industrial, entre otras muchas cosas. La sociedad ha cambiado, el mundo occidental ha cambiado y cuando la sociedad recupere el afán por alcanzar una empresa colectiva, entonces podremos empezar a vislumbrar una esperanza.
Son reflexiones más bien metafísicas que prácticas. Pero si pensamos en ello, es fácil llegar a ver el por qué España ha alcanzado tan grave crisis. Un saludo.
Aunque tarde, y por ello vuelvo a pedirte disculpas, estimado amigo, aprovecho también para felicitarle el año por esta vía y paso a responder las preguntas que me formula:
1.-Los abusos cometidos por las grandes empresas son amparados por las laxas legislaciones para con la patronal y por supuesto permitidos por los gobiernos. Esto ocurre por la mayor influencia de la gran patronal y la banca en la política y en las leyes que los ciudadanos, algo ya denunciado por mí en otros artículos, que no debería ocurrir en democracia donde todos deberíamos ser iguales.
2.-La idea base de la democracia es que el sistema sea lo mas participativo posible, siendo responsables los ciudadanos de la elección de los representantes pero esto, con ser cierto, no exime en absoluto de que estos deben cumplir con sus compromisos y sobre todo, con sus responsabilidades de cargo público, y estas deberían obedecer a un mayor grado de exigencia, pues entiendo que la ley y los tribunales son muy débiles a la hora de exigir responsabilidades a los políticos incluso en circunstancias de fraude o corrupción.
3º.-Exacto, la hipoteca se firma libremente, pero piensa que si como tú dices, todos los ciudadanos desconfiaran del sistema crediticio (algo que se está demostrando deberíamos haber hecho, dadas las características de los bancos en nuestro país), el sistema económico habría fallado, no se vendería nada y consumo y mercado quebrarían. Porque la economía y el mercado funciona a través del crédito. Es la base del consumo. Y eso lo ves ahora, que al no funcionar el crédito con la crisis, no funciona la economía.
4º y 5º:- Evidente nadie obliga a nada, la libertad de consumo existe en nuestra sociedad. Pero creo que haces una extrapolación demagógica, pues no todos los consumidores actúan de esa forma, apurando al límite las posibilidades del sistema de crédito. Pero ¿no hay mayor irresponsabilidad en quienes los conceden, que si que someten a los clientes, previo a la concesión del crédito, a estudios de riesgos, verificaciones económicas, etc…? Las instituciones financieras funcionan a través de estos parámetros y son libres de pedir a los clientes cuantas garantías y documentación estimen necesaria. Yo trabajé en la banca y antaño teníamos una norma interna que impedía la concesión de créditos hipotecarios cuya cuota superara el 30% de la nómina del cliente. ¿Por qué se ha abandonado esta práctica? Es evidente que los bancos han fomentado la concesión de créditos con pocas garantías y en situaciones extremas, pues ellos sí que podrían haberlos denegado, como yo hacía en su día…como dice el dicho: ante el vicio de pedir, la virtud de no dar…
Carmen muchas gracias por contestar, y replico:
Si el político no cumple con su palabra y olvida la palabra dada a los votantes, si después sale reelegido, ¿quién tiene la culpa de su reelección?
Y es verdad que no todos se comportan así, pero si fuera minoritaria, desde luego, el problema no sería tan enorme como lo ha sido en realidad. Tiene que haber un número de préstamos hipotecarios indebidamente concedidos, e irresponsablemente aceptados por el consumidor, como para originar toda esta enorme bola. Además contemos con que si fuera un fenómeno aislado, desde luego, no habrían crecido como setas las financieras que facilitaban créditos por encima del 100%.
Tienes razón que ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, pero tampoco podemos obviar que ya somos mayorcitos para saber si podemos o no podemos permitirnos algo. Sinceramente, afirmar que toda la responsabilidad es de los bancos y ninguna del consumidor, es sostener que no estamos preparados para vivir en democracia.
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