Como podéis comprobar he dejado un poco abandonado el blog, pero, entre el trabajo, que cada vez tengo más, y el tiempo que dedico al nuevo proyecto en el que me he embarcado, junto a otros vecinos del concejo en donde he establecido mi residencia hace casi siete años -fundando un partido político de ámbito local, al que bautizamos como UNION PILOÑESA (UPIL)-, a lo que se ha de sumar que la cabeza necesita descansar los fines de semana, no le he podido dedicar el tiempo necesario para elaborar entradas que merezcan la pena ser publicadas. En esta nueva entrada, que estrena el 2014, no voy a hablar del nuevo partido politico que hemos creado con la intención de concurrir a las próximas elecciones municipales para ofrecer una alternativa seria, responsable y honesta a los piloñeses, con la intención de legar a las generaciones futuras una formación por y para los piloñeses, sin que tengan que depender de las directrices de las direcciones regionales o nacionales de los partidos que están ahora representados en el Consistorio. Como decía no voy a hablar de todo esto que he mencionado, aunque todo se andará, sino de algo que tenía en mente hace tiempo, pero que no he podido trasladarlo a este blog.
¿Qué es eso que me rondaba por la cabeza? Pues todo viene de asuntos, uno de ellos que me prometí no tratar, que es el famoso y cansino tema del independentismo catalán, o de otros como el de la derogación de la doctrina Parot. Temas que traté con un buen compañero en una comida que tuvimos hace unas semanas, y que él me resumió de manera brillante: vivimos en un país en el que predomina la visceralidad a la hora de enfocar cualquier asunto, siendo esa nuestro principal handicap a lo largo de nuestra Historia; y además me aconsejó no intentar convencer a quien no quiere escuchar más que lo que le interesa.Y, por supuesto, le he de dar toda la razón porque, analizando el resultado que he tenido con quienes no atienden a ningún tipo de razones.
Por eso, a modo de ejemplo, en el conflicto catalán, artificiosamente generado por los políticos nacionalistas catalanes, no lo tendríamos si se hubiese actuado con inteligencia, más allá de dejarse llevar por planteamientos que se ajustan a la legalidad constitucional, pero que tiene un transfondo de visceralidad, porque ningún político del PP ni del PSOE se quiere ver engullido por el malestar de muchos ciudadanos que tienen la unidad nacional como principio incuestionable. Yo también creo en la indivisible unidad nacional de España, que nadie lo dude, pero esto no me impide ver lo evidente que es que el problema se está enquistando de tal manera que va a acabar muy mal. Sólo pensar que si no se busca una salida razonable e inteligente a este asunto, con quien tendremos que lidiar no va a ser con CiU sino con ERC, que es el que se va a beneficiar de todo este tinglado montado por Mas.
¿Cómo se solucionaría el problema? Que el Gobierno nacional convoque un referendum imponiendo él la pregunta y las condiciones, una tan sencilla como ¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente? Porque ya está bien la tomadura de pelo de los nacionalistas con sus preguntas y sus presuntas intenciones de ser semiindependientes. Así se les agotaría el discurso victimista, que tienen organizado. Saben perfectamente que han dado con un tema innegociable, que ningún Gobierno va a aceptar y va a caer siempre en la trampa. Pocos se dan cuenta de que los menos interesados en la independencia son ellos mismos. Para ellos es más cómodo vivir en contra de España, al que culparle de todos sus males y así con una buena dosis de victimismo poder erigirse como salvadores de la patria.
Otro de los asuntos que he hecho referencia es la derogación de la doctrina Parot. El corazón me dice que es injusto que hayan salido unos criminales que no se van a reinsertar, pero la cabeza me dice, y más como jurista, que tarde o temprano tenía que acabar ocurriendo. Ya que la doctrina Parot, que es un apaño judicial al despropósito legislativo en materia penal y que los Tribunales se vieron obligados a crear atendiendo a las presiones de los políticos. Y este es otro de los temas que muchos no quieren analizarlo con la razón y no quieren ver que la doctrina Parot supone la aplicacion retroactiva de una pena sancionadora desfavorable, contraviniendo el art. 9.3 de la Constitución. Lo que los opinadores de las tertulias no dicen, en los que lamentablemente están juristas que callan la boca porque parecen más interesados en cobrar por ser contertulio que en decir la verdad, es que cuando una sentencia condenatoria es firme se inicia la ejecutoria estableciéndose en una resolución judicial la liquidación de condena, que es también firme cuando se va a proceder al cumplimiento de la condena impuesta, ya sea período de tiempo en prisión o privación del permiso de conducir. Pues lo que supone la doctrina Parot es alterar la liquidación de condena establecida en su momento. Y esto, por mucho que diga mucho listillo por la televisión, no lo hace ningún país de nuestro entorno.
Otro ejemplo, un tertuliano en la Sexta, sin tener ni idea de lo que habla, criticó al Ministerio Fiscal por hacer lo que hace habitualmente que es informar favorablemente ante la petición de la suspensión de la entrada en prisión hasta que se resuelva la solicitud de indulto, porque, tal y como prevé el art. 4.4 del Código Penal, pudiera, en caso de proceder a la ejecución de la condena, devenir en inútil la resolución del indulto en el caso de que el Gobierno se demorase a la hora de resolver la petición. Y lo criticó porque no lo veía incoherente que, por un lado, pidiera pena de prisión, y, por otro lado, estuviese de acuerdo en que se suspendiese el ingreso en prision hasta que no se resolviese la medida de gracia interesada por el penado, queriendo insinuar alguna maquinación política en todo este cambio de opinion. Lamentablemente algunos sólo les interesan pontificar desde los platós, no ser, en cambio, riguroso con lo que opina. ¿Cuál era su intención? ¿Indignar gratuitamente a los telespectadores para atraerlos a su causa?
Y así suma y sigue.
No me quisiera despedir del primer artículo del año, sin desearos un feliz año nuevo.
Twitter: @josecarrerob
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