Ayer se aprobó inicialmente la modificación del Reglamento del Congreso de los Diputados para permitir la utilización de las lenguas cooficiales de las distintas Comunidades Autónomas en la Cámara Baja. E incluso, antes de la modificación, se permitió el uso para lo cual contrataron sobre la marcha traductores y adquirieron auriculares para el proceso de traducción. Traducción por la que el diputado que hable en su lengua cooficial se traduzca al castellano, la lengua oficial del Estado, con lo que el vasco que hable euskera lo traducirán en castellano para que el catalanoparlamente le entienda, y así con todos, cuando lo lógico sería que se tradujera del euskera al catalán, o del valenciano al gallego. Lo cual resulta absurdo en tanto en cuanto todos conocen la lengua común.
Seguro que alguno, después de ver el primer apellido y el primer párrafo, se ha montado su película y soltará expresiones como "típico de fachas", "desprecio a las otras lenguas españolas", "Aznar hizo no sé qué", etc., porque es lo que le interesa creer. No acepta opiniones contrarias a las tesis oficiales de su partido, pero tampoco tiene argumentos con los que defender esas tesis, porque en realidad no cree en lo que dice. Solo repite como papagayo las consignas de la jornada. No obstante, le pido un esfuerzo de que lo lea todo con detenimiento y luego reflexione.
Para empezar yo no tengo problema alguno con las lenguas cooficiales porque son riqueza cultural. Y no tengo problema en aprenderlas, de hecho, cuando era pequeño, y vivía en Cartagena, veía Canal 9, y yo no vi Bola del Dragón o Dragon Ball, sino que vi Bola del Drac, en catalán. Por eso, entiendo bastante este idioma, aunque entiendo mejor el valenciano, y hasta he leído resoluciones judiciales en catalán, sin ningún problema. Del euskera, no puedo hablar mal porque el castellano nació con influencias de este idioma (palabras como izquierda, aquelarre, boina... son de orígen vasco). Del gallego, ¿qué decir? Tengo sangre gallega por parte paterna, mis orígenes se remontan a la localidad de San Miguel de Albarellos (Orense, y digo Orense porque hablo en castellano, lo mismo que digo Londres y no London), donde encontré en el cementerio de esa localidad cantidad de Carreiros. A esto añado que me encanta aprender cosas nuevas, incluyendo conocer como se dicen las cosas en distintos idiomas, aunque la memoria no me permite digerir tanta información a la vez.
Dicho esto, y por el respeto que tengo a lo que considero un patrimonio cultural de nuestro país, me molesta que los políticos lo usen con fines partidistas, sobre todo los nacionalistas, que han demostrado una vez más que solo les importa el idioma que dicen defender para vivir de ello. Lo utilizan como arma ofensiva, para generar una reacción contraria para hacerse las víctimas de un ataque opresor centralista. Es algo que ya analicé en este blog en una entrada de 2 de julio de 2008: BREVE ANALISIS DE LOS NACIONALISMOS, al que me remito por economía procesal, tal y como solemos decir los abogados y jueces en nuestros escritos procesales.
Pero lo que más me molesta de toda la polémica generada el día de ayer, fue que nos toman por idiotas. El PSOE que, en la legislatura pasada, que no dependía de un prófugo de la justicia, lo rechazó, escudándose en que para eso ya estaba el Senado. Y ahora lo venden como si fuera una decisión pensada en proteger a las lenguas cooficiales, cuando lo que es el fruto de una bajada de pantalones. Por eso, sería más honesto haber dicho que "lo hacemos porque nos han obligado a pasar por el aro porque queremos 7 diputados de un prófugo de la justicia y somos marxistas pero de Groucho y cambiamos de principios según nos convenga".
Ya lo dije en las otras ocasiones, si ya es malo tener políticos que te mientan, peor es que nos tomen por idiotas y desmemoriados. Pero vamos, viendo cómo ha ido bajando el nivel de los políticos debería acostumbrarme tener a unos incompetentes enredados en polémicas estériles y en decisiones que solo responden a una imperiosa necesidad de perpetuarse en el poder a cualquier costa.
Llegado a este punto, repito lo que ya dije hace muchos años, como el artículo que os he citado, por mucho que se ceda a los nacionalistas nunca van a estar satisfechos. Si les das algo, van a pedir más; y si les das más, seguirán con más exigencias hasta que te veas en el punto de decir que ya no puedes darles más. Nunca van a estar saciados, porque en el momento que dejen de pedir, no habrá motivos para votarles. Y a esta situación actual hemos llegado porque PP y PSOE se han dedicado a ceder, y cedieron tanto que sólo les quedó pedir la independencia, algo que no quieren, por cierto, pero que saben que no se la van a dar. De ahí la matraca con los referendos de independencia, las consultas ilegales, etc. Siguieron estirando hasta que el Rey dio un golpe encima de la mesa y forzó a Rajoy a hacer algo.
Si Sánchez, personaje que ya analicé antes de las elecciones en este blog (primer articulo), al final cede y les da la amnistía que tanto piden (que incluye también, por lo visto, beneficiar a Jordi Pujol), además de las implicaciones juridicoconstitucionales, no va a conseguir apaciguarles. Porque Puigdemont ya avisó que no renunciarán a la vía unilateral, así que destrozarán la Constitución, la separación de poderes y la igualdad entre españoles, para nada. Durante la legislatura seguirán pidiendo y pidiendo hasta volver a romper la cuerda. Por eso, insisto, en que sería un enorme error ceder en la amnistía. Además de que se está riendo de Sánchez y del PSOE. Le obligó a pedir la cooficialidad del catalán en Europa sabiendo lo que iba a pasar y hasta Trias soltó lo de que el PSOE estuvo detrás del 23F, y los socialistas callados.
Pero, y cómo se solucionaría esto, pues partiendo de que deben sentarse PP y PSOE y reformar la Constitución para incluir, aunque sea como una disposición adicional, la posibilidad de convocar un referéndum de autodeterminación pero a la canadiense. Es decir, si quieren referéndum, lo tendrán pero asumirán que si zonas de Cataluña quieren seguir siendo españolas, lo seguirán siendo. Y, como ocurrió en Quebec, ante el temor de que ciudades importantes como Montreal siguiese siendo canadiense, dejaron de pedir el referéndum. Y, a partir de ese momento, empezaron a perder apoyo popular. Y mientras tanto no hagamos eso, seguiremos teniendo un gran problema. Y con esto finalizo estas líneas.
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